Latest Record Project. Volume 1

Alucino. No puedo utilizar otra expresión. Leo todo lo que se ha dicho sobre el nuevo disco de Van Morrisony, al margen de estar meridianamente en desacuerdo, me parece que la cosa ha superado el respeto que se debe tener a un artista como el Leon de Belfast, y su trayectoria. Y ya les aviso que le voy a poner un seis al disco. Sigo defendiendo que hay que olvidar un poco las trayectorias al valorar un álbum en busca de una quimérica objetividad pero ¿tanto? A mí me parece que “Latest Record Project Volume 1” (ojo que pinta que habrá un 2) no aporta mucho –cosa que me planteo sobre muchos discos por culpa de un compañero y amigo, aunque esos son otros temas–, que es excesivamente largo y eso lo convierte, quizá, en algo presuntuoso. Pero vamos a ver. Medios que encumbraron lo que hizo –aseguro que tenía palabras despectivas en mente y las he guardado por ese respeto que reclamaba hace unas líneas– Bob Dylan con sus sinatrazos, por coger a algún artista de calibre similar, están dándole hostias como panes a Morrison. The Guardian le da una estrella sobre cinco, que para los más flojetes en matemáticas viene siendo un dos. En su contradicción asegura que “es un disco deprimente” para asegurar que la voz y la música de Van están bien y que se inicia con una gran canción. Rolling Stone dice que el cantante parece un “cliente furioso pidiendo que le devuelvan el dinero” y que durante el disco “ladra”, otorgándole dos estrellas sobre cinco. Mejor, pero todavía suspendido. Y Variety habla de “extravagante diatribas”. Vamos a dejarlo ahí, pero pueden divertirse mucho rebuscando en la red porque hay sopapos para todos los gustos. La cosa cambia, eso sí, cuando juega en casa, y The Times se va hasta cuatro estrellas sobre cinco ¿Cómo puede ser? ¿Cómo puede haber esas diferencias?

Insisto en que solo los ajustes de cuentas se me ocurren como motivación. Van Morrison no ha hecho el disco de su vida, eso está claro. Se ha pasado de frenada con sus veintiocho canciones y su formato doble. No llega al excelente, aunque en varias veces se ha situado en el notable, desde hace unos cuantos discos y aquí ni lo roza. Pero de ahí a hablar de este disco como horroroso, o la peor resaca de tu vida va un mundo. No me creo a nadie a quien Van Morrison le guste y defienda que esto es un descalabro. Porque es que suena a él. Ni más ni menos. Estará más o menos acertado en la composición, pero suena a Van Morrison. A mí me ha aburrido, cierto. Pero por largo e igual que lo venían haciendo sus últimos trabajos. Y, a pesar de eso he sabido encontrar un puñado de buenas canciones como “Up County Down, la soulera “Tried To Do The Right Thing” o “Duper’s Delight”, quizá la mejor letra del disco, en la que le da cera a lo malotes que podemos llegar a ser todos cuando nos dan algo de poder. No, amigos y amigas. La cosa no es tan mala como la pintan. Además, se puede criticar algo sin llegar al insulto. No hay que estar de acuerdo en todo, por supuesto. Pero el respeto…Y miren. Yo este disco de Van Morrison probablemente no vuelva a oírlo nunca más tras escribir esta reseña (como tantos otros, no se me pongan las manos en la cabeza). Pero no me voy a poner a insultar a su autor por ser quien es. Me he limitado a decir lo que no me ha gustado, y también lo que ha hecho. Pero es que, además, el disco en sí no merece en absoluto semejantes varapalos. O eso creo yo. Admitiría justito. Flojo. Perezoso. Lo que quieran. Pero las lindezas de algunos se las podrían haber ahorrado. Eso no es periodismo, es otra cosa.