Broken Homeland
Discos / Valparaiso

Broken Homeland

7 / 10
José Carlos Peña — 09-01-2018
Empresa — Zamora / Pias
Género — Rock

Las colaboraciones extensivas se han hecho a menudo sospechosas e indigestas, por artificiosas. Hoy, en cambio, cuando todo el mundo sabe lo que hay, estamos en un escenario en que este tipo de discos colectivos suelen salir bien: se hacen por las razones correctas.

Es el caso de Valparaíso, colectivo parisino con un halo de misterio, y enamorado de la sobriedad clásica de los discípulos de Leonard Cohen. En su primer disco han involucrado a una imponente pléyade intergeneracional de ilustres: el hiperactivo Howe Gelb (Giant Sand), el brillante cantautor francés Dominique A, Josh Haden, de los casi olvidados Spain (los más veteranos recordarán un par de discos que tuvieron cierta repercusión en los noventa), John Parish (que produce con su sapiencia habitual), y las vocalistas Phoebe Killdeer, Julia Lange y Shannon Wright, entre más gente de nivel. Podemos imaginar con estas credenciales, y guiándonos por el romántico y decadente escenario de la fotografía de portada, que este disco huele a polvo de carretera, a gente derrotada por la vida en una barra de taberna portuaria de otra época, a viejos amores que nos siguen atormentando, a oportunidades perdidas y predicadores en el desierto.

Hervé y Thierry Mazurel, fundadores de un grupo surgido de las cenizas de Jack The Ripper (bautizado así en honor a la canción de Nick Cave) y sus invitados, hacen piña alrededor de un clasicismo espartano, delicado y (lo siento por el adjetivo tan manoseado) crepuscular, que, no obstante, nunca llega a ser demasiado huraño o exigente. "Rising Tides" evoca a un Nick Cave accesible. Hay ecos también de unos Tindersticks menos envarados que de costumbre. Hasta el suavemente exótico corte que da título al disco en su ecuador tiene una belleza tristona innegable. "The Allure of Della Rae" nos devuelve las esencias fronterizas del tío Howe, mientras que "The River" y "Broken Homeland" nos transportan a territorio 4AD y "Dear Darkness" se apropia de esencias post-rockeras. Como guinda, Dominique A pone la cuota de excelencia con la imponente "Marées Hautes".

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