En la carrera de Thrice hay colores para todos los gustos y un hilo conductor que atraviesa cada uno de sus discos. Todos trabajos con más aciertos que pifias y dueños de diferentes estéticas que hicieron que la banda lograra sostener el interés durante todo el periplo por el que desde finales de los 90 navegan los californianos. “Horizons/West” es su primera placa en cuatro años, carta de respuesta a su antecesor ‘Horizons/East’.
Si bien presentan novedades a nivel sonoro, el disco también responde a la máxima de nunca dejar que la obviedad lo cope todo. Podrá aquí haber algunos ganchos melódicos demasiado pop o por demás ‘adultos’ (‘Albatross’, ‘Holding On’), pero el balance entre estas once piezas, excelentemente producidas por la banda y lanzadas por el mítico sello Epitaph, es lo que los lleva a un nuevo triunfo.
El incidental comienzo de ‘Blackout’ en la que la voz de Dustin Kensrue recuerda a la de Mark Lanegan -no tanto por timbre pero sí por intención-, prende la mecha tribal para finalizar con un crescendo de power rock, convencional, sí, pero necesario también.
El camino queda allanado para ‘Gnash’ que con sutiles guiños industriales y poesía amenazante sube la temperatura tirando también de breakdowns en plan Mastodon. Mientras ‘Undertow’ podría justificar aquel apodo que se les puso como ‘los Radiohead del post-hardcore’, ‘The Dark Glow’ vuelve a traer el espíritu de Lanegan en medio de una suerte de potencial himno de solemnidad alternativa.
‘Crooked Shadow’ es lo más classic post-hardcore del disco y ‘Distant Suns’ los distingue como una banda capaz de escribir temas de profunda emocionalidad y dinámica instrumental potente. El outro sanador que propone ‘Unitive/West’ es no solo una salida excelente para el tipo de viaje que ofrece ‘Horizons/West’, sino una pieza de ambiente realmente logrado en el que se evidencia el copioso expertise que ostenta el cuarteto, quienes destacan cuando atruenan sus instrumentos y son aún mejores cuando los dominan con calma y profundidad.
Por último cabe resaltar que siendo el trabajo de estudio número doce de Thrice, resulta admirable que -por calidad y frescura- pueda funcionar para gente que recién ahora se acerca a la propuesta de la banda.
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