Goin’Fat

La banda barcelonesa The Grassland Sinners no lo ha tenido fácil. Para empezar, su estilo basado en el rock americano de toda la vida y el southern rock no es precisamente el género por el que se caracteriza la capital catalana, ni mucho menos. Además, problemas continuos de formación los han llevado a no tener estabilidad desde que en 2017 publicaran su debut, "Let It Ride". Ahora ponen toda la carne en el asador y se la juegan casi a un todo o nada con nuevo cantante – y todo lo que eso conlleva -, colaboraciones de Santiago Campillo, David Gnaposs, Héctor Martín y Dani Nel-lo, y producción de Dani Alcover (Arizona Baby, Sex Museum, Héroes del Silencio). Y el resultado es destacable.

Cierto es que en primeras escuchas la dicción vocal se puede hacer algo forzada, pero las escuchas lo solucionan para acabar con la impresión de que Jacin Castrillo, con su deje a lo Warren Haynes, es el mejor cantante que hoy puede tener la banda liderada de manera permanente por la guitarra de Aleix Lozano. Sin trampa ni cartón, desde el arranque con “Kill The Mood” sabes que aquí lo que hay es rock sureño a lo Allman Brothers y Lynyrd Skynyrd en vena. “Another Flavor” supone otra exhibición vocal de Castrillo, con la guitarra de Santiago Campillo, que nunca sobra, aunque uno tenga la impresión de que Lozano podía haberse encargado de sus partes sin problemas. Pero el marketing también es importante ¡qué leches! Entre lo mejor del lote, eso sí, hay que destacar ese aroma boogie que le da el piano a “Dear Mary Jane” y las apariciones del A Contra Blues Héctor Martín en “You are the one” y un Dani Nel-lo que nunca falla en los seis minutos finales de la semi funky “Being Me”. Cuando todo parece que se acaba, aparece su saxo para poner la guinda. Como ahora dicen en las escuelas, progresan adecuadamente.