Egowerk
Discos / The Faint

Egowerk

5 / 10
Carlos Pérez de Ziriza — 02-04-2019
Empresa — Saddle Creek
Género — Dance Rock

A veces a uno le asalta la sensación de que The Faint serían acogidos con mucha menos benevolencia crítica si no fueran norteamericanos. En el país de la EDM, en el que los vericuetos de la música electrónica en las últimas décadas han sido mucho menos transitados que en el Reino Unido, los de Omaha se pueden permitir seguir marchando a piñón fijo, sin que mucho haya cambiado – sustancialmente: es cierto que ahora son más electro rock que dance punk – en su revisión de casi todos los palos de ese pop malencarado que se sustenta en sintetizadores ponzoñosos.

También es verdad que si retuvieran la pericia (y el sentido de la oportunidad) que encumbró a “Posed To Death” (2001), “I Disappear” (2004) o “The Geeks Were Right” (2008) como grandes himnos para bailar el underground (que dirían Radio 4), seguramente no encontraríamos tan cansina la inevitable evocación a Gary Numan y sus Tubeway Army, bien presente en “Child Asleep” o en “Alien Angel”. El caso es que Todd Fink y los suyos siguen, en su séptimo álbum (el que marca además el retorno a su sello de casi siempre, Saddle Creek), fieles a un sentido muy físico del pop electrónico. Marcial y jaranero. Vehemente y oscuro. Vitalista en lo sónico y sombrío en lo lírico. Y ahí es donde reside su mayor activo: en reflejar la esquizofrenia de estos tiempos de redes sociales cada vez más podridas, haters irredentos, fake news y postureo enfermizo (“Life's a Joke”).

Lástima que sea tarea un poco estéril la de localizar momentos de excitación en una colección de canciones apenas resultona, entre sarpullidos electro, algún apunte breakbeat (a estas alturas) y cold wave insidiosa. The Faint son hoy en día como una célula creativa criogenizada, abandonados a su propia deriva en medio del éter cibernético, estancados en un argumentario que no aporta gran cosa a todo lo que otros ya dijeron antes – en esa lid – hace más de tres décadas. O, hablando en plata, dejémoslo en que se les pasó el arroz y no pasan ya de ser una banda solo apta para calentar recintos con ansia por quemar zapatilla bien entrada la madrugada.

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