Even In Arcadia
DiscosSleep Token

Even In Arcadia

4 / 10
Jaime Tomé — 19-05-2025
Empresa — RCA
Género — Metal

Si lo que te apetece es disfrutar de algo de ese metal que todavía le quedaba a Sleep Token en capítulos anteriores, este definitivamente es el disco que te hará desconectar totalmente de esta críptica banda que, sorprendentemente, todavía mantiene el anonimato en pleno 2025 (a pesar de que los rumores indican de forma bastante evidente que detrás de Vessel —vocalista, guitarrista, bajista y teclista— y II —batería y percusiones— están Leo Faulkner y Adam Pedder). Si, por el contrario, lo que más te molaba de esta banda londinense eran esos dejes rhythm and blues con arrebatos metaleros aderezados con mucho pop, es posible que este cuarto álbum titulado “Even In Arcadia” te vaya a gustar. Aun con esas, lo cierto es que no hay demasiado que rascar de lo que en un inicio parecía una idea interesante y bien montada.

Sería mentir decir que Sleep Token es una banda a la que es fácil entrar, sobre todo para los más puretas y aquellos que ya superan con creces la cuarentena y creen que el metal murió con la publicación del “Black Album” de Metallica. Su pop artístico con pinceladas del EDM, trap o house más comercial con algún que otro berrido y guitarrazos djent, pinta bien sobre el papel, pero se termina disipando a medida que, como oyente, te vas dando cuenta de que el grupo parece haber montado un puzzle sin haber prestado atención. Aquel viejo refrán de “quien mucho abarca, poco aprieta” le viene como anillo al dedo a este “Even In Arcadia” y, siendo honestos, a casi toda la discografía de esta formación de la que, una vez se te pasa el hype por su vestuario y su eclecticismo, te cansas rápido.

Aunque el inicio con la extensa “Look To Windward” no esté del todo mal, y “Emergence” y su final a saxofón hortera a lo Kenny G tengan su gracia, la cosa pasa a apagarse abruptamente con “Past Self”, canción insípida que parece sacada de la papelera de reciclaje del Timbaland de finales de los 2000. Las mismas sensaciones deja “Dangerous”, una canción descafeinada de pop y R&B con guitarras modernas de lo más aburridas, y “Caramel”, que vuelve a insistir en el pop rock de masas, pero esta vez con un final de metal extremo incrustado con calzador. La verdad es que, sin querer desmerecer el trabajo de Sleep Token, estas cosas —o muy similares— ya las tenemos mucho mejor planteadas en casi cualquier canción de los últimos álbumes de Zeal & Ardor, por poner un ejemplo.

Es casi inevitable sentir que el tiempo avanza lento —como en una de esas clases del instituto que parecían no terminar nunca— en los quince minutos de la tríada “Even In Arcadia”, “Provider” y “Damocles”; pero es que la cosa tampoco mejora mucho con la aparición de “Gethsemane”, un corte que, pasado su primer minuto, delira entre el math rock y el soul con cierta encanto, pero que vuelve a repetirse como un chorizo frito a la hora de cenar. Como era de esperar, la final “Infinite Baths” no iba a salvar este desaguisado. Por mucha rabia que haya en sus tres últimos minutos, esos arrebatos ya los hemos visto mil veces mejor resueltos en bandas de metalcore o metal progresivo de los últimos veintitantos años. No aportan nada.

En definitiva: un trabajo respetable de un grupo que entra más por los ojos que por los oídos, como un producto superficial que podría parecer que comparte muchas cosas con artistas actuales como Gaerea o Ghost, pero que no se queda en mucho más que un mix de lo peor de 30 Seconds To Mars y OneRepublic con momentos de pastiche en los que intentan traer al oyente hacia alguna masa sonora amorfa estructurada con las sobras de Deftones, Leprous o Zeal & Ardor.

Sin querer resultar pedante en absoluto, y respetando infinitamente a los millones de personas que siguen, entienden, veneran y respetan a esta banda —que podría ser fácilmente una vía de entrada al metal para la gente más asidua al pop y al pop para la gente más metalera—, lo que Sleep Token nos ofrecen en “Even In Arcadia” es casi una hora de aburrimiento con temas repetitivos e innecesariamente largos.

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