Las canciones de Rozi Plain siempre se han caracterizado por estar bien localizadas en un interesante espectro de pop risueño donde ciertos rasgos folk acaban por suavizarlo todo. Sin embargo, tampoco es innegable el afán experimental de la artista, bien sea a través de introducir melodías aparentemente a destiempo o incluso poner en bandeja la realización de un álbum de remixes de su última referencia “Friend”. A pesar de no alcanzar los terrenos donde las discontinuidades en los temas acaban destacando sobre manera, como puede ser el caso de Cate Le Bon, Rozi Plain abre esa puerta de canciones de planteamiento nada intuitivo. De esta forma, a lo largo de este nuevo disco los arreglos resultan más prominentes que en tiempos pasados, apareciendo en muchas ocasiones de una forma de lo más pastoril que sin embargo no logra disolver las situaciones de mayor calma tensa como es el caso de “Dark Park”. Al mismo tiempo, tampoco se olvida de aportar una capa más onírica a ciertos temas como “Symmetrical”, algo que nos cuadra perfectamente si leemos la lista de colaboradores entre los que aparecen Sam Amidon o Chris Cohen.
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