Revelator
Discos / Phosphorescent

Revelator

7 / 10
Don Disturbios — 10-04-2024
Empresa — Verve
Género — Alt-Country / Americana

El ilusionista ha vuelto a separar el cuerpo de su ayudante y, al partirlo por la mitad con una sierra, el público volverá a sorprenderse aunque  haya  presenciado el truco una y mil veces. Ohhhhhhh. Es lo mismo que sucede con el nuevo trabajo de Matthew Houck como Phosphorescentel proyecto de su vida . “Revelator” es uno de esos discos que parece haber sido escrito con anterioridad  una y mil veces. Resulta incluso obvio que otros magos del alt-country como Lambchop, Band Of Horses, Mojave 3 o Vic Chesnutt han realizado el truco con mayor  enjundia  todavía. Y, sin embargo, volveremos a caer cautivados ante esa lánguida tristeza que desprende. Volveremos a dejarnos sorprender, porque queremos ser sorprendidos. Es una necesidad propia, que surge del deseo de impregnarse con esas atmósferas de duermevela, de ensoñación delicada a golpe de pedal steel, sintes y piano. Y yo me pregunto ¿es eso malo?. ¿Hay que desmerecer una obra por el simple hecho de que en realidad no aporte nada nuevo? Es evidente que no. No hay que desmerecerla, pero tampoco hay que encumbrarla. Me temo que simplemente pasará inadvertida y solo será noticia entre los ya iniciados. Solo tendrá como destinatario al converso.

“Revelator” es un álbum a todas luces reposado. Y es que resulta evidente que Matthew Houck se lo ha tomado con calma. Cinco son los años transcurridos desde C’est La Vie”, su anterior disco. Periodo de tiempo que el cantautor, afincado en Nashville, ha aprovechado para forjar una vida hogareña junto a su esposa, la también músico australiana Jo Schornikow, y sus dos hijos. Una vida apacible y contemplativa que, además, se intensificó durante un tiempo, al quedar apartado de la carretera por culpa de la pandemia. Fue ahí cuando el músico estadounidense aprovechó para sumergirse en su estudio casero, e ir dando forma sin prisas a las nueve canciones de este disco. De hecho, fue solo cuando las tenía muy  articuladas, cuando llamó a colaboradores como Jack Lawrence de Raconteurs o Jim White de Dirty Three, además de contar con su esposa a los teclados quien, por primera vez en un disco de Phosphorescent, tuvo a bien componer uno de los mejores temas del álbum. (“The World Is Ending”).

Estamos por tanto ante uno de esos discos bálsamo, hecho desde la más profunda intimidad de su autor, que está destinado a conectar con nuestro yo más sensible, pese a no asumir ningún riesgo. Un trabajo predecible al que algún detractor podrá tildar de "duerme abuelos”. Otros, sin embargo,  disfrutaremos sin más  de la belleza que desprenden cada uno de sus surcos. Y lo haremos sin que el mundo se altere ni un ápice y todo continúe su curso. Sin estridencias, sin sobresaltos. Con la paz bovina del que se mantiene alejado de todos los problemas que asoman su fealdad cada día en los diarios. Así somos.

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