Puput
Discos / Puput

Puput

7 / 10
Fran González — 27-11-2023
Empresa — Aloud Music
Género — Rock

Obsesionados con la reinvención y ávidos por comulgar con los tiempos actuales, en ocasiones olvidamos que el mejor rebranding existente reside más cerca de nosotros mismos de lo que a priori creemos o somos capaces de ver. Esta debió de ser la suma de ideas que llevó al cuarteto catalán Puput a bautizar su cuarto álbum de estudio con su propio nombre, tal y como hicieran diez años atrás con su respectivo debut, evidenciando a las claras que sienten este nuevo viaje como un particular renacer identitario con sabor a tiempo pasado y declaración de intenciones.

Los paralelismos existentes entre una pugna y otra nos demuestran que diez años no son nada y que el sonido recogido por Jordi Portabella, Lluís Coll, Marc Torregrosa y Juanjo Muñoz para este cuarto periplo sintetiza con loable triunfo las diferentes caras de su hacer, recuperando su más mesmerizante y envolvente toque, generando sobre nosotros un interminable aguacero de texturas que cierran el círculo de su característica propuesta, ahora firmada bajo el paraguas de Aloud Music. Con todo lo mencionado, “Puput” no se siente en absoluto como un álbum deudor del trabajo ya ofrecido con anterioridad por el cuarteto de Manresa, sino que también juega exitosamente con la posibilidad evidente de crear espacios nuevos y salirse moderadamente de su propio espectro esperado, aunque sea precisamente en sus pasajes más contemplativos y evolutivos donde tengamos la firme sensación de estar entregándonos por completo a su música (encontrando en temas tales como “Mantra” precisamente los recursos oníricos e inmersivos que hacen honor a su nombre y generan sobre el oyente un sitio seguro en el que instalarse).

Sin exceso de prisa, el disco continúa llevándonos por el lado más vaporoso y etéreo del registro de la formación, hasta el punto de dar con una suerte de rock cristalino y nebuloso que nos remite a la cara más pulcra y emocional del shoegaze (“Lletania a L’amor de la Mort”). Su tono hondo y solemne, prolongado en “Mollysulakot” entre afiladas líneas de sintetizador añil, termina tímidamente por abrirse hacia un guitarreo más desinhibido en “Faws”, un capítulo oscuro de noise-rock que conjuga con el abc del post-punk más ruidista y la psicodelia más contundente y pesada. El sol comienza a salir en “El Ball del Fanalet” entre luminosas cuerdas de twee pop y rock anglosajón clásico, confluyendo con ecos de reverberada epicidad (“Disco Italia”), tramos cuasi-instrumentales y lóbregos (“Ganivet”), pistas eclesiásticas y celestiales (“Stabat Mater”), y temas que terminan siendo de lo mejorcito que la banda ha firmado hasta la fecha, con deuda y honores propios a su compañía vocal para la ocasión, Anna Rovira (“Funeral”).

Con el punto y final sostenido por su sobresaliente producción, obra de Borja Pérez (capaz de amoldarse a las diversas partes del todo que proponen Puput), el cuarteto catalán sentencia así un regreso que ha tardado seis años en formularse, materializado en un trabajo cocinado a fuego lento que, de alguna forma, une los puntos de esta travesía en la que sus ejecutores andan inmersos desde hace ya una década y termina también por recordarnos cuán efímero puede llegar a ser lo terrenal.

 

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