Decía Carlos Gardel que veinte años no son nada pero ¿y veinticuatro? Esos son los años que Pulp llevan sin sacar un disco, cuando apareció su última obra, "We Love Life", en 2001, Addison Rae, que saca disco el mismo día que aparece este “More”, acababa de cumplir un año y a Finn Wolfhard, que también saca disco el 6 de junio, le faltaba un año para nacer... Se podría decir, en los casos anteriores literalmente, que Pulp llevan una vida sin sacar disco, así que habría que preguntarse por qué vuelven y si es necesario, pero parece que Jarvis Cocker quiere salir al paso de todo ello desde el maravilloso principio con "Spike Island": "Nací para actuar, es una vocación. Existo para hacer esto: gritar y señalar".
"More" nos devuelve a unos Pulp triunfantes y en plena forma, a un grupo que sigue sonando a sí mismo y a nadie más y que deja bien claro que más que un ejercicio de nostalgia este nuevo disco es un nuevo paso adelante para la icónica banda. Además Pulp no están desacostumbrados a sonar fuera de sitio. Siempre fueron una isla independiente dentro de aquella escena del Britpop en el que casi todos tenían un referente en el pasado (Oasis con The Beatles, Blur con The Kinks, Suede con Bowie) Pulp siempre sonaron un poco más maduros y listos que el resto de las bandas, algo que sigue pasando ahora, con un Cocker que sigue pareciendo tan inteligente como siempre pero que ha añadido una pizca más de optimismo, o se podría decir de sentimiento, a la mezcla, rebelándose ante el estado depresivo del ánimo en el mundo y buscando luchar contra la indiferencia y el ensimismamiento general.
El disco puede verse dividido en dos partes, una primera en la que se encuentran los temas más movidos y pegadizos y una segunda centrada en baladas exquisitas. El comienzo está a la altura de sus grandes clásicos, "Spike Island", donde vuelven a mirar al mítico concierto de los Stone Roses en 1990 en una canción que tiene todos lo que buscas en una gran canción de Pulp: un estribillo memorable, un poco de música disco, guitarras glam y los sensuales susurros de Cocker.
Luego llega otra de las especialidades de la casa, esas obsesiones juveniles del cantante por antiguos amores en la canción más pegadiza y redonda del disco, “Tina”, podría ser perfectamente otro de los sencillos, con esas estrofas medio recitadas que se rompen en un estribillo glorioso más, en un tema que vuelve a girar sobre crisis existenciales y bajas pasiones. "Grown Ups" sigue con el mismo grado de excitación, violines, recitados, estribillos redondos y miedos a crecer y madurar.
"Slow Jam" está construida sobre un bajo hipnótico, mientras que "Farmers Market" comienza como una bonita, y estructurada, canción de amor, antes de convertirse en un vehículo para que Jarvis susurre sus digresiones sobre el amor y los sentimientos, "Ain't it time we started feeling?". En "My Sex" vuelven ecos del Cocker más sensual, el que escucha a Barry White y a Gaisnbourg. Con "Got To Have Love" retoman una canción que ya habían probado en las sesiones de "We Love Life" pero la insuflan una nueva vida, consiguiendo otro de los momentos más movidos del álbum, con cuerdas, coros de chicas, otro recitado de Jarvis y un subidón final en el que el gran cínico de su época se rinde ante el todo lo que necesitas es amor.
Tras esta canción el disco llega a su conclusión con cuatro grandes baladas, la primera es "Background Noise" que comienza con la mítica batería del "Be My Baby" de The Ronettes y se sumerge en el “Muro de Sonido” de Phil Spector, recordando por el camino a la propia "Bad Cover Version", no siendo la única autoreferencia en una canción en la que Cocker canta "Don't remember the first time"... Luego llega "Partial Eclipse", cuyo arreglo de cuerdas suena un poco al tema de "Twin Peaks" de Angelo Badalamenti, con una melodía que es una verdadera preciosidad y Jarvis vuelve a recitar sobre un futuro negro que, sin embargo, se consigue evitar.
Luego llega una de las canciones más sentidas del disco, "A Hymn Of The North", escrita para que el hijo del cantante conozca sus orígenes en el Norte de Inglaterra, algo que parece muy importante para un grupo orgulloso de sus raíces en Sheffield, como se puede ver en las siguientes palabras que escribió el propio Cocker para promocionar este "More": "Fue escrito e interpretado por cuatro seres humanos del norte de Inglaterra (los cuatro miembros de Pulp que quedan, el propio Cocker, Nick Banks a la batería, Candida Doyle a los teclados y Mark Webber a la guitarra), ayudados e instigados por otros cinco seres humanos de diversos lugares de las Islas Británicas (miembros de la banda en solitario de Cocker, JARV IS)".
El final llega con "A Sunset", que comienza con una viola tipo John Cale en The Velvet Underground o quizás tipo Andrew Bird, aunque esos coros femeninos le dan otra dimensión, creando una especie de himno antimaterialista que sirve de manifiesto del disco: "¿La primera regla de la Economía? La gente infeliz gasta más". Así que no estén tristes, Pulp han vuelto y lo han hecho con un gran disco, uno que suena maravillosamente –se nota la mano de James Ford– y trasciende la nostalgia para asentar un poco más el legado de una banda única.
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