Paradise
Discos / White Lung

Paradise

7 / 10
07-08-2016
Empresa — Domino / Music As Usual
Género — Hardcore

En la nota de prensa y sus consecuentes entrevistas (incluida la que ofrecieron a Mondo Sonoro), el trio de Vancouver se ha esforzado por reivindicar la faceta “pop” de su música, algo que podría hacer arquear las cejas a más de uno. ¿Han abandonado White Lung el hardcore-punk? No. En absoluto. Básicamente en “Paradise” (Domino /Music As Usual, 16) encontramos todo lo que ya había en “Deep Fantasy” (Domino /Music As Usual, 14), quizás mejor ejecutado, más compacto y definitivamente con un sonido mejor, aunque también sin el efecto sorpresa que supuso su predecesor. En ese sentido parecen haber encontrado un equilibrio perfecto entre su característica crudeza y un acabado contemporáneo que, ciertamente, favorece a sus composiciones melódicas. Al fin y al cabo, la presencia en los controles de Lars Starford (productor de últimos trabajos de Health o Chelsea Wolfe) no pasa desapercibida. Eso, y no otra cosa, es lo más pop que vamos a encontrar en su cuarto largo. Ni siquiera “Below”, su supuesta primera balada (que tampoco es tal), baja demasiado los decibelios con respecto a, por ejemplo, “Drown With The Monster”. No obstante, y pese al evidente continuismo de su propuesta, hay también, sino un salto cualitativo, al menos si un paso al frente en lo que respecta a ambición compositiva. Canciones como “Kiss Me When I Bleed” o sobretodo “Hungry” son probablemente lo más redondo que la banda a firmado en toda su carrera. Además, la lírica de Miss Barber-Way alcanza también sus mejores registros hasta la fecha. La cantante, que nunca ha evitado temáticas comprometidas (y controvertidas) como la adicción a las drogas o los abusos sexuales, ofrece puntos de vista realmente interesantes sobre cuestiones de genero y políticas feministas. Aunque escribiendo siempre en primera persona, a lo largo del disco adopta diferentes roles de mujer, algunos hipotéticos y otros directamente tomados de la vida real. En “Sister” incluso se mete en la piel de la asesina Karla Homolka, responsable junto a su marido en una serie de crímenes sexuales que tuvieron lugar en el idílico Canada de los 80, aunque con una condena mucho menor que la de su cónyuge. En definitiva, letras que ofrecen visiones ciertamente perturbadoras y que actúan como un impulso adicional al ritmo ya de por si frenético que el trio exhibe a través de los 28 extenuates minutos del disco.

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