Obsidian
Discos / Paradise Lost

Obsidian

7 / 10
David Sabaté — 18-05-2020
Empresa — Nuclear Blast
Género — Metal

Los amantes del gothic doom están de enhorabuena. Si en marzo veía la luz lo nuevo de My Dying Bride, ahora es el turno de los autores de “Shades Of God”. Nuevas entregas de dos terceras partes de la conocida como The Unholy Trinity –Anathema quedan ya fuera de la ecuación por varios motivos– y que, lejos del escapismo de otros estilos, parecen la banda sonora perfecta para estos tiempos de incertidumbre, aislamiento e introspección. Paradise Lost nunca han abandonado el barco; han sacado discos con regularidad y realizado giras de forma constante, pero más importante aún: en la última década han vivido una segunda etapa dorada en términos creativos, con “Tragic Idol” (12) como punto de partida y especialmente gracias a “The Plague Within” (15) y “Medusa” (17), dos de sus mejores álbumes en muchos años. Un regreso de manual a las raíces pero con canciones a la altura de su legado.

Aunque quien conozca mínimamente la trayectoria de los de Halifax, así como el genio del dúo Nick Holmes-Greg Mackintosh, motor creativo de la formación, sabrá también que esta no es una banda autocomplaciente o que se sienta cómoda con las etiquetas. Quizás por ello en “Obsidian” han decidido condensar la mayoría de los registros explorados desde “In Requiem” (07), con un claro repunte del componente gótico de su ADN. Buena prueba de ello es el segundo adelanto del disco, “Ghosts”, potencial rompepistas de clubes góticos, o “Hope Dies Young”, ambas deudoras de sus adorados Sisters Of Mercy. Por su parte, la final “Ravenghast” compensa la balanza hacia terrenos doom, así como el primer single “Fall From Grace”, con un ritmo pesado marca de la casa, voces cavernosas y un desenlace más melódico con mensaje aparentemente escrito para estos días: “We are all alone”. Aunque, por supuesto, también hay espacio aquí para las sorpresas: es el caso de los arpegios de guitarra y la voz limpia y casi irreconocible de Holmes en el arranque de “Darker Thoughts”, con toques sinfónicos inéditos en su discografía; o la cadencia viking metal de “Serenity”.

El disco más ecléctico de los británicos en mucho tiempo; un álbum extraño pero fascinante que mantiene el aura negra y radiante de una banda clásica.

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