Norm
Discos / Andy Shauf

Norm

8 / 10
Fran González — 16-02-2023
Empresa — Anti / Pias
Fotografía — Archivo

No es casual que el repiquetear de las gotas de una mañana gris y lluviosa de febrero coincidan con los sedantes y lánguidos acordes de “Norm”, el octavo álbum de estudio de Andy Shauf, o lo que bien podría ser la ambientación musical perfecta para estos días tan aciagos en los que el invierno está golpeando el país con su más intensa disposición.

No se preocupen, que los rayos de sol ya volverán a abrirse paso tras estas espesas nubes y tan pronto como nos queramos dar cuenta estaremos otra vez quejándonos del asfixiante calor y de todos los tópicos propios de la época estival. Pero ahora toca quedarse encerrados en la belleza única que emana de cada uno de los sofisticados y elegantes cortes de este “Norm”; apenas media hora en la que el artista canadiense nos hará sentir atrapados en el interior de una fachada perteneciente a un cuadro de Edward Hopper y rumiando sobre cuestiones existenciales de muy difícil solución. Rompiendo definitivamente con la pared del folk más arquetípico, Shauf nos lanza a la cara una bocanada de calma y serenidad, firmada de la mano de una impecable ejecución multi-instrumental (teclas, cuerdas y vientos, todos ellos tocados por él, se dan cita en este disco) con la que aboga, no solo por hacer gala de su talento y virtuosismo, sino también por terminar elaborando, en palabras del mismo artífice, un álbum “normal” (si es que este concepto tiene cabida en su singular narrativa).

Hasta la fecha habíamos visto a Shauf dando rienda suelta a su literatura en contextos de estar por casa, como enclaves de ocio nocturno (“The Neon Skyline”, 20) o fiestas (“The Party”, 16), con el fin de contextualizar sus relatos sobre desamor, el engaño y la ansiedad social; sin embargo, y tirando casi de hilos cinemáticos, “Norm” nos lleva de la mano por paradigmas mucho más enigmáticos y espirituales, donde temas tan significativos y trascendentales como la ausencia de fe (“What happens when they die? Maybe eternal life but only if they find me”, canta una suerte de Dios en “Wasted on You”) marcan el posterior devenir del álbum.

Con la suavidad de la seda, la voz del canadiense nos va introduciendo progresivamente en lo que es, sin duda, un álbum conceptual de lo más complejo, en el que poco a poco se asientan los principales papeles de este entramado, otorgándole el rol protagonista a un stalker llamado Norm, quien testifica su anhelante necesidad de conexión con alguien a través de canciones como “Catch Your Eye” o “Phone”, en las que un humeante y victimizado romanticismo disfraza lo que a todas luces es una tóxica obsesión. Progresivamente, la historia que opera como hilo conductor de este álbum fagocita la instrumentación del mismo, generando una inquieta sensación de suspense en el oyente (“Halloween Store”) y revelando con ello la destacable capacidad de Shauf para dibujar brillantes escenas ante nuestros ojos.

Equipado de esa nomenclatura clásica (marca del productor Neal Pogue) con la que tiñe el aura integral del álbum (llevándonos por inquietantes baladas de corte jazzy, como “Paradise Cinema”, o por pasajes que bien podrían encajar en un fumadero de opio de los cincuenta, como “Daylight Dreaming”), Shauf desarrolla, con la mismísima claridad del audiovisual, un espectáculo noir de pop sombrío y orquestal sobre el que nos invita a divagar introspectivamente acerca del sentido y razón del amor. El resultado, como no podía ser menos, es un álbum envolvente y maravilloso al que abrazarnos firmemente cuando el temporal, climatológico y emocional, apriete.

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