Coup De Grace
Discos / Miles Kane

Coup De Grace

7 / 10
Raúl Julián — 03-09-2018
Empresa — EMI / Virgin
Género — Pop-Rock

Con sus dos primeros trabajos -“Colour Of The Trap” (Columbia, 11) y “Don't Forget Who You Are” (Columbia, 13)-, Miles Kane ya había evidenciado las indiscutibles virtudes con las que concreta temas absolutamente directos y protagonizados por un indie-pop de guitarras que bebe de la mejor tradición británica. Un abanico de influencias que abarca desde The Jam a Oasis, pasando por Faces, The Libertines o The Kinks, y que el músico mantiene ahora vigentes al tiempo de incorporar nuevas figuras al listado. “Coup De Grace” (Virgin EMI, 18) es otra muestra de poder de Kane, con diez nuevas composiciones (ese número clásico y mágico a la hora de dar forma a un elepé…) que lo reafirman como autor ciertamente fiable dentro de sus propios parámetros.

El disco se abre con el acelerón inicial de “Too Little Too Late”, para dar paso al evidente homenaje glam a Marc Bolan (y sus T. Rex) que es “Cry On My Guitar”. Por su parte “Loaded” es uno de esos medios tiempos que tan bien se le dan al músico (con ecos a Richard Ashcroft), mientras que el descaro nuevaolero de “Cold Light Of The Day” apunta directamente a Supergrass. Con tintes de himno, “Killing The Joke” podría haber sido firmada tanto por Noel Gallagher como por su compañero en The Last Shadow Puppets (y líder de Arctic Monkeys) Alex Turner. El corte que da título al álbum juguetea con la electrónica hasta seguir la senda de Kasabian, y termina convertido en una pieza extrañamente pegadiza. Ya en la segunda mitad de la referencia aparece otro torpedo inesquivable como es “Silverscreen”, activando un ritmo que se mantiene en “Something To Rely On” antes de que el autor se disfrace de crooner en la final “Shavambacu”.

Tal y como hiciese Noel Gallagher para convertir a Oasis en un grupo histórico, el de Merseyside no disimula una fórmula que se antoja casi idéntica a la del mancuniano. Consiste ésta en asimilar influencias reconocibles para usarlas en beneficio propio, renunciando a la innovación para realzar a cambio un concepto de álbum global donde cada tema puntúa en positivo. Desde que disolviese The Rascals hace casi una década, Miles Kane ha demostrado tener cogida la medida a la hora de compendiar ese tipo de canción de tres minutos y medio y claro perfil inglés, capaz de instalarse en la cabeza del oyente desde la primerísima escucha. Y desde ahí, el vocalista nunca falla el tiro.

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