La alegría de sobrevivir (contra las cuerdas)
Conciertos / Miles Kane

La alegría de sobrevivir (contra las cuerdas)

6 / 10
Javier Corral (Jerry) — 07-03-2024
Empresa — Live Nation España S.A.U.
Fecha — 06 marzo, 2024
Sala — Kafe Antzokia, Bilbao
Fotografía — Dena Flows

Cuando Miles Kane debutó en solitario en 2011 con el álbum "Colour of the trap", tras su alianza puntual con Alex Turner en The Last Shadow Puppets unos pocos años antes, parecía destinado a ocupar el lugar de las mega estrellas del pop. Ese que precisamente ocupa su efímero compañero, con los Arctic Monkeys. Hoy, mientras a éstos sólo se les puede divisar desde un gran festival (este pasado verano en el BBK Live sin ir más lejos) o en grandes aforos, Kane no pasa de ser un superviviente más, privilegiado, pero superviviente, al fin y al cabo, de la maquinaria industrial del rock. Y eso nos lo acerca casi de igual a igual, en una sala tan acogedora como el Kafe Antzokia, con el cartel de "sold out", eso sí, y la colaboración entre una marca de cerveza y dicho festival. Así que al Antzoki acudimos con la intención de disfrutarle y dejarnos contagiar de esa alegría de (sobre)vivir, que al final es lo que nos queda. Pero la cosa se quedó a medias. Demasiado a medias.

El músico británico salió a escena solo, con su guitarra y nada, ni nadie más. Con el pelo muy corto, camiseta blanca, chamarra y pantalón de raya diplomática, tan inglés, tan dandy, tan informal, tan pendenciero... Ese outfit que anuncia y desparrama ganas de diversión. "Trouble son", el aspirante a himno que abre su último álbum "One man Band" (2023) comenzaba su tour de force. Kane canta y toca la guitarra, pero el resto viene programado de serie, con unos graves que retumban en toda la sala y ahogan cualquier atisbo de nitidez y matiz. Va intercalando temas más o menos recientes, como ese "Cry On My Guitar", que podría pasar por una estupenda cara B de T. Rex, con sus, digamos, clásicos, la divertidísima "Rearrange" a la cabeza. Mientras la bailamos (torpemente, pero es imposible mantener nuestra apreciada impasibilidad) nos acordamos del vídeo de la canción, con Miles trajeado y su corte de pelo mod, pero sobre todo su banda dándolo todo.

Se equivoca Kane si cree ser un "one man band". Que se defienda decentemente no quiere decir que no echemos de menos la compenetración de una banda de rock como el diablo (y el groove) mandan. Con sus movimientos, sus complicidades, incluso sus sudores o sus pequeños imprecisiones. Y si quiere salir solo, tiene al lado el ejemplo de su telonero, el tal Ten Tonnes, que también apareció con su eléctrica, pero sin injertos pregrabados. Durante algo más de media hora, y saliendo unos minutos antes de la hora anunciada, Tonnes llevó sus canciones a un terreno más discursivo a la manera del ortodoxo songwritter con evidentes raíces en el pop british de toda la vida. Se ganó la atención y el aplauso de un público que probablemente le estaba descubriendo.

Volviendo a Kane, fue pasado el ecuador de su hora exacta de actuación, cuando se despojó de su chamarra y de su eléctrica, para coger la acústica y exhibir su camiseta sin mangas (algo menos diplomáticas que las rayas del pantalón). Esos contrastes fueron lo mejor del concierto. Primero con "Dealer", la canción que coescribió para el álbum de Lana del Rey de 2021 ("Blue Banisters"), aunque lógicamente también se echara de menos a ella gritando que no quiere vivir después de haberte dado todo su dinero. Enlaza después con "Standing Next To Me", rescatada del primer lp de The Last Shadow Puppets de 2008, y que ya interpretó a pelo, como "The Color Of The Trap", la tierna balada que titulaba y despedía su álbum debut. Era también el preámbulo a sus tres últimas canciones, de nuevo con la eléctrica y el zumbido al que ya habíamos cogida la medida. Primero la reciente y gamberra "Never Taking Me Alive", para terminar con dos himnos incontestables, "Come Closer" y "Don't Forget Who You Are" (esta hasta podría pasar por cara A de un single menor de T. Rex), coreadas por un público exultante y entregado, al que pareció no importar la instrumentación disparada. Otra cosa, son luego leer las redes. Kane mientras, se despedía entre abrazos, saludos y besos a las primeras filas al ritmo de "Gonna Fly Now", la música de "Rocky". Tal vez era la forma de reconocer que su alegría de superviviente ha terminado contra las cuerdas.

 

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