Más de cinco años después de su último álbum, Las Odio regresan a escena con “Presente perfecto”, un disco autopublicado de sonido realista y crudo que apunta a la filosofía DIY y al movimiento noventero Riot Grrrl, además de pretendidamente acelerado en ritmo y contenido. Las madrileñas no se guardan nada y parecen reclamar atención en base a la inmediatez incontestable de las que son sus nuevas canciones. Seis temas y quince minutos en una referencia directa a la yugular y que resulta suficiente para convencer de sus intenciones, en lo que cabe entenderse como un acto reflejo con respecto a aquel mensaje que alberga su propia música.
Una obra tomada por favorecedor contraste que deambula entre la celebración vital, la rabia, el humor y la desesperación, con generosa acidez presidiendo todas y cada una de las letras. El cuarteto saca a la superficie la desesperanza implícita a la generación millennial, en un desaliento que afrontan con inevitable conformismo e incluso cierto optimismo. Una teoría que supura sin parar a lo largo y ancho de esta referencia que cunde más de lo que dura, sin prejuicios y apuntalado en vertical con influencias de Las Vulpes, Parálisis Permanente o Undershakers, –por citar bandas estatales– apurando una amalgama estilística que transita, con pose punk, entre power-pop, new-wave e indie-pop.
Temas de poco más de dos minutos del tipo de la irónica “La fiesta del año”, la mejor del lote junto a ese subidón aclarativo que da título al lanzamiento y la pegadiza “Autoexplotación”. Tampoco desentonan la divertida “Expectativas”, “Atrapada” o la cáustica “Pesado”. Las Odio regresan para refrendar la saludable vigencia de la actual escena de bandas femeninas que se manejan con sobrada consistencia, caso de Shego, Melenas, Ginebras, Tiburona o Cariño, en una liga que se completa con otros grupos de idéntica actitud de desafiante y chulería juvenil en la que tendrían cabida La Paloma, Cala Vento, Cora Yako, Corte! o Camellos.
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