Un disco de lo más estimulante el debut en solitario de este guitarrista y compositor —también en Arnau & the Honky Tonk Losers y en su día en los recordados Lomoken Hoboken—, que sin alejarse del blues rock por el que ya se le conocía logra expandir su música hasta terrenos de soul y rock sureño. La formación que lleva está caliente como el asfalto de Georgia, con destacada mención al potente vocalista Charlie Santiago —de las bandas Ready Aim Fire y Athens— y a una base rítmica en total sintonía con la música negra. Ibai y sus cuatro escuderos nos dan un garbeo por carreteras polvorientas y recónditos ríos, brotando por momentos reflejos de Gary Moore o The Allman Brothers Band de su rica propuesta.
Un trabajo que resulta dinámico por el empuje del quinteto, con blues-rock de manual (“Don’t Leave Me Alone Tonight”), soul (“A One and Only Soul”, con punteo central que recuerda al de “Layla” o la más funky “Never Coming Down”) y tres instrumentales de órdago: la rítmica y divertida “Patxosky”, el breve y cálido interludio “Grandma’s Song” y el magnífico cierre a golpe de rockabilly titulado “Striking a Match”. Escuchando estos tres temas uno cae en la cuenta de que su creador ha escuchado a los más grandes de las seis cuerdas y lo ha trasladado con éxito a su propia técnica.
Colaboran otros tantos músicos con distintos instrumentos, incluidos algunos de viento; Ander García, Kike Mora, Carlos Velasco, Jaime 'JAC' o Richie Salvador prestan sus conocimientos y buen hacer para terminar de redondear un disco enérgico —aún con alguna necesaria bajada como la de la balada “I Still Care”— a través del que Ibai García y su banda han entrado en el círculo de bandas estatales de blues y rock a tener en cuenta.
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