El debut de este quinteto de Seattle (con miembros de bandas tan respetadas como Botch o Kill Sadie) muestra una habilidad para escaparse de las etiquetas poco habitual, sobre todo cuando se trata de un primer largo. Basándose en unas intenciones básicamente emo, con un estilo vocal que identifica su procedencia, otras coordenadas musicales enriquecen su propuesta: las baterías bailables les acercan a ciertos parámetros disco-punk, y los inteligentes arreglos y desarrollos de los guitarras y los sintetizadores al math-rock.
Un disco con la capacidad de no aburrir, pero que exige una atención especial a la cantidad de detalles que se suceden conforme la sólida sección rítmica rompe el ritmo y el tempo compás tras compás, y que tiene su peor defecto en la cantidad tan elevada de temas que impide que el resultado tenga la contundencia emocional deseada. Pero sin duda temas como “Thanks For The Killer Game Of Crisco Twister” o “Get Me Naked 2: Electric Boogaloo” funcionan como trallazos emocionales, hits de pista rock o como ejercicios de compleja construcción melódica, llenos de la fuerza y agresividad necesaria para empujar a lo largo de un apasionante viaje hasta el final del disco. El remate: una produccion potente y cruda de manos de Steve Fisk (Beat Happening, Screaming Trees, Low). A descubrirles.
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