Giving The World Away
Discos / Hatchie

Giving The World Away

7 / 10
Fran González — 27-05-2022
Empresa — Secretly Canadian
Género — Indie pop

Hay un pequeño rincón entre la distorsión más disonante y la melodía más pura donde cohabitan las voces y pesares de una joven australiana llamada Harriette Pilbeam. Mientras que en su debut hizo gala de una narrativa más ingenua e inocua, tirando por la vía más fácil y accesible de contarnos las idas y venidas sentimentales de una chica de Brisbane, en esta ocasión Hatchie ha querido que nos hagamos eco de cómo este tiempo le ha servido también para hacer madurar su propuesta y poder presentar así un discurso más reflexivo e introspectivo. “Giving The World Away” (Secretly Canadian, 22) es un buen testigo de que Pilbeam es capaz de hacer mucho más que canciones de amor y pistas descorazonadoras en clave de dreampop, aunque sí sea precisamente este sonido llevado a su máxima expresión el que le permite en esta ocasión canalizar todo lo que ha aprendido sobre sí misma en el último par de años a través de doce canciones que rezuman esencia 90s por todos lados.

El dinamismo que han obtenido sus pistas con respecto a su primer larga duración, “Keepsake” (Heavenly Recordings, 19), no la exime de que ahora tracemos múltiples e inevitables paralelismos entre su sonido actual y esas reminiscencias claras que nos transmiten directamente a la década mencionada. Entre otros muchos, hay ecos a The Cranberries, a The Chameleons, a Cocteau Twins, pero ante todo en “Giving The World Away” hay un cien por cien de autenticidad y honestidad donde la australiana no ha escatimado a la hora de ahondar con tesón en lo más hondo de su ser para dar con las respuestas necesarias. Es en esa bocanada tan directa de punteos de otra época que abre “Lights On” donde comprobamos sin atisbo de dudas que esa esencia enigmática y melancólica es la impulsora idónea que amplifica el nuevo sentir de Hatchie. A través de una melodía pegadiza y sintética se abre paso la sensualidad de un relato contado desde la seguridad que le otorga hallarse en ese cisma de intimidad y privacidad que solo los afortunados reconocerán. Con miradas de reojo a New Order y a My Bloody Valentine, seguidamente nos adentramos en uno de los platos fuertes del LP, “This Enchanted”, donde nuevamente vuelve a plantearnos un territorio emocional reconocible (el del amor) pero desde el prisma de quien se sabe ya experienciado y curado de espanto. Y a pesar de que el choque de dobles sentidos y la pasión absoluta culminen en “The Rythm”, la australiana se reserva para “Quicksand” el acto más crudo del LP donde decide profundizar de pleno en esa crisis existencial que todo millennial de bien ha tenido en algún momento (“If I had evertything I wanted, would I want more?”).

A pesar de jugar casi todas sus cartas en una misma línea sonora que en ocasiones la hace caer inevitablemente en una moderada monotonía, dignos son sus esfuerzos por romper la baraja y deshacer los nudos de su fórmula inicial, introduciendo variantes deliciosamente seleccionadas para presentar un shoegaze evolucionado y actualizado. Será precisamente en estos cortes más dispares donde sintamos más fuertes sus proclamas empoderadoras, como en el caso de la homónima “Giving The World Away” (“If you could take a break to recalibrate you'd see beyond the sky / Stop giving the world away, Stop giving the only heart you've got”), y la envolvente “Don’t Leave Me In The Rain” (“When will I start to feel like I'm whole? What will it take for me to close to myself? Ah, it's cruel, by the time that I'm finally home”). Un retrato sonoro que captura a la perfección ese proceso madurativo en el que la australiana se ha visto inmersa y que le ha permitido salir a flote con una renovada seguridad en sí misma marcada de forma notoria en cada una de las piezas de este ensoñador trabajo.

Lo siento, debes estar para publicar un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.