Los créditos están ahí para certificarlo, pero aunque no figurasen, resultaría complicado no apreciar la sombra de Anders Trentemøller en el debut en largo de Glas, el dúo que forman su pareja, Lisbet Fritze (cuya voz estaba bien presente en Memoria, su último álbum, de 2022), y Louise Foo, cuyo apellido les sonará a quienes empatizasen alguna vez con The Raveonettes: es hermana de Sharin Foo, su mitad femenina.
Lo que tenemos, pues, son diez dosis bien medidas (media hora en total, solo un corte rebasa los cuatro minutos) de pop electrónico sombrío y con su cuota de intriga, lo suficientemente diverso como para estimular y no aburrir. Lo más destacable llega pronto, con una “Midnight Fay” que bien recordar a los últimos Ladytron y una “Melting Point” que no desentonaría en el temario de los Depeche Mode de su fase intermedia. Por algo son las que más escuchas acumulan en las plataformas de streaming.
También “Reclaim The Night”, la más clara invitación al baile, incide en esas claves. Pero cuando registran formato acústico logran también seducir, como en “Secret Sharing” (aderezada con cuerdas) o en “Spell”, que suena a inquietante nana crepuscular. Una balada al piano, “Tall Ship”, cierra un trabajo que satisfará a cualquiera que comulgue con esta clase de texturas y melodías, un discurso pop de raigambre norte europea al servicio de inquietudes universales.
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