Petrichor

Buenas noticias para los fans de The Blaze que llevan desde 2018 esperando a que saquen un nuevo disco. El cincuenta por ciento del dúo francés, Guillaume Alric, acaba de sacar a la luz su proyecto en solitario bajo el alias Enfant Sauvage. Tal y como se puede adivinar por su nuevo nombre artístico (Niño Salvaje), el artista pretende contar su propia historia reflexionando sobre cuestiones como la infancia y la melancolía que rodea a esa etapa, una vez creces. Una idea que se refuerza con el título de su primer disco, “Petrichor”, concepto que hace referencia a una sensación muy concreta: la del olor del terreno húmedo después de haber llovido.

Como es habitual en el sello The Blaze, el disco de Enfant Sauvage se presenta acompañado de una parte visual muy potente y de calidad. De hecho, los tres primeros adelantos del álbum (‘Silent Love’, ‘Time To Fall’ y ‘Force Field’) han sido lanzados con videoclips que narran una historia y que, juntos, completan una trilogía dirigida por el mismo Guillaume Alric. Tanto la imagen como el sonido (no solo las letras sino también las bases) vuelven a llevarnos a ese escenario mental que transmite el título y, en general, todo el proyecto: la nostalgia de una etapa ya pasada en la que varios jóvenes viven, bailan, se enamoran y deambulan hasta que sale el sol.

“Petrichor” es un álbum que, a pesar de no haber sido intervenido por Jonathan Alric (la otra mitad de The Blaze), recuerda quizá demasiado a la propuesta del dúo original. El sonido sigue siendo electrónico y desprende esa atmósfera inmersiva que envuelve e hipnotiza, tal y como ya lo hacía “Dancehall” (2018). Sin embargo, sí es verdad que Guillaume se desmarca y arriesga en temas como ‘Erotic Friendship’ o la nombrada ‘Force Field’, acercándose más a M83 o a Beach House que al proyecto que comparte con su primo.

Hablando con el propio Guillaume para una entrevista con MondoSonoro, el artista nos confesaba que este proyecto se había gestado muy en familia, rodando los videoclips en su pueblo natal y con sus amigos apareciendo como extras. Él mismo afirma haberse inspirado gracias a fotografías antiguas de su infancia que le teletransportaban a un tiempo -suponemos que mejor- en el que, según él, las personas estábamos más conectadas, a pesar de no tener redes sociales. Una contradicción que le sirve para desarrollar este álbum sobre la nostalgia agridulce de la juventud de la mejor manera: con canciones melancólicas y tristes hechas para bailar.