Baby
DiscosDijon

Baby

9 / 10
Álex Jerez — 20-10-2025
Empresa — Warner
Género — R’N’B

Baby, baby, baby, baby. De vez en cuando surge un álbum que lo cambia todo, reinicia las reglas, desmonta lo establecido y marca un nuevo comienzo. El regreso de Dijon con “Baby” supone un viajazo de tan alto nivel que la escena R'n'B se ha encontrado de frente con una joya que marcará y definirá los próximos años del género. Una pieza escapista y de exploración en la que todo es posible. Un disco caníbal donde todos se comen entre sí, se funden y buscan la supervivencia para hablarnos en realidad de la complejidad y abstracción de las relaciones humanas.

Dijon se enfrenta al tiempo en este nuevo proyecto priorizando la inmediatez por encima de cualquier otra cosa. Es un disco que se deconstruye constantemente, crece y evoluciona a base de cambio. Juega a que más es más siempre y se sumerge en una continua exploración en busca del peak absoluto de su carrera. Una oda al caos en la que puedes encontrar un refugio y donde a su vez prevalece un valor emocional alto y un carácter introspectivo que te obliga a no desconectar ni un solo segundo de la propuesta. “Baby” se siente como un disco comuna en el que todos pueden entrar sin pedir permiso y dejar su pequeño granito de arena. Todos entregados a la obra con al único fin de hacer brillar las canciones y que ellas sean las únicas protagonistas de este grandioso collage. Para su creación, Dijon cuenta principalmente con fieles amigos, que ya se dejaron ver por aquel genial “Absolutely” de 2021, como Henry Kwapis, Andrew Sarlo o Mk.gee. Pero, como consecuencia de su propio carácter de acumulación, también se permite colocar otras piezas como la participación de Tobias Jesso Jr. en tres de los temas o las apariciones estelares de Justin Vernon en “HIGHER!” o el paso de Cara Delevingne en “Yamaha” como co-escritora.

“Baby” habla de amor, de alcanzar la felicidad, de la pasión, el éxito, la obsesión, autodestrucción (“Even when I'm not myself, she tells me that I'm fine. And even if I hurt myself, she tells me that I'm on fire”). Inicia el álbum, con el tema que le da su nombre, entregando una especie de carta a su hijo en la que le narra cómo Dijon conoció a su actual pareja y todo evolucionó en el tiempo hasta lograr la paternidad (“How long until you land, okay? Beacuse we’re waiting for you baby”). Sin embargo, el disco pronto da un volantazo hacia otro lado dejando el valor literario fuera y entregándose por completo a escenificar emociones alrededor de la música. A convertir la abstracción de los sentimientos en melodías desmontando cualquier estructura fija que favorezca únicamente ir por el lado fácil de las cosas, el que habría sido de forma orgánica el recorrido natural.

Así nos lleva al límite a base de acumulación, se alimenta de guitarras distorsionadas, delay, de la búsqueda de elementos que hagan la experiencia lo más inmersiva posible. Colando por el camino algún que otro regalito que dispara a lo clásico como es el caso de esa “Yamaha”, volviéndonos nostálgicos y recordando al tremendo valor alcanzado por D’ Angelo en la industria. Para el cierre, nos encontramos con “Kindalove” como uno de los mejores temas del proyecto y una clausura perfecta a lo que supone un homenaje a la relación que vive con Joanna, su mujer a la que algunas veces cita como Annie en el disco. Porque la realidad es que “Baby” no deja de ser una vez más un álbum con alto contenido romántico y pasional alrededor de los grandes amores del presente de Dijon. Es curioso como el artista guardó lo mejor que tenía en su cabecita para él mismo, en vez de entregárselo a Bieber en las ediciones de “Swag” que vieron la luz este año y en las que firma como uno de los principales colaboradores. Y es así porque al igual que el regreso de Bieber va en caída libre hacia el recuerdo y el pasado. “Baby”, sin embargo, no para de hacerse cada vez más relevante y crecer como uno de los discos más importantes del año. Colocando, una vez más, el listón muy arriba a Dijon para que la próxima entrega sea gigantesca. Si es que la hay claro y no nos vemos en la encrucijada de que eche el freno y todo se quede aquí para siempre como nos pasó con el aclamado “Blonde” de Frank Ocean.

 

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