Delta Machine
Discos / Depeche Mode

Delta Machine

8 / 10
Javier Pulido — 19-04-2013
Empresa — Sony Music
Género — Pop

Andy Fletcher, artero infatigable, lanzó su habitual carnaza promocional y muchos picaron el anzuelo: “Delta Machine” se ha vendido como el híbrido perfecto entre “Violator” y “Songs of Faith & Devotion”. Y no, no es eso, pero es que esta vez tampoco hacía faltar tirar de galones para reivindicar el presente de Depeche Mode. “Delta Machine” cierra la trilogía de discos producidos por Ben Hillier, tan odiado por los fans del grupo como Jar Jar Binks por los de Star Wars, enmendando errores recientes: pule el sonido estridente de “Playing the Angel” y reduce la cuota de relleno intrascendente del decepcionante “Sounds of the Universe”. Sí, el festín retroanalógico de los últimos años sigue empapando las nuevas composiciones, pero hay aquí un mayor trabajo de texturas y atmósferas (Chris Berg “reemplaza” con oficio a Alan Wilder) que devuelve a las canciones de la banda los elementos de calidez -”Welcome to my World”-, sensualidad -”Should be Higher”- y misterio -la emotiva “Alone”-, que nunca debieron abandonar. Eso sí, la búsqueda de un sonido más compacto y homogéneo -hasta el discutido y discutible primer single, “Heaven”, encaja bien en el contexto del álbum- ha gripado la maquinaria de hits: sólo la muy chiclosa “Soothe my Soul” reventará pistas de baile.

“Broken” y “Secret to the End”, con la firma de un muy entonado Dave Gahan, se acercan al canon más synth-pop del grupo, pero la buena noticia es que en “Delta Machine” por fin se abren las ventanas de par en par tras años de ensimismamiento creativo de Martin Gore: el esquizo-blues cavernoso de “Angel”, el serpenteo de glitches de la experimental “My Little Universe” o los ribetes de IDM minimalista de “The Child Inside” son arriesgados y experimentales enfoques sobre los que se debería abundar en futuras entregas. Pero hay más motivos para recobrar la fe: la edición especial del disco esconde la deliciosa “Always”, o cómo reinventar el imaginario de Krafwerk insuflando alma a la máquina. ¿Todo bien entonces? No exactamente. El ritmo machacón y monocorde que recorre “Soft Touch/Raw Nerve” arruina esta apañada rodaja de trotón tecno-glam, y piezas como “Goodbye” quedan deslucidas por culpa de riffs clasicotes y perezosas estructuras demasiado convencionales. No es el retorno del hijo pródigo, pero se parece mucho.

4 comentarios
  1. Muy parecido a mi opinion personal pero para mi Soft Touch / Raw Nerve esta muy bien y mas bien The Child Inside es un poco el ladrillo flojo de la pared pero aun asi no es una mala creacion. El disco es magnifico y es un muy feliz retorno a la inspiracion. Lo mejor desde Songs Of Faith & Devotion.

  2. Muy buen disco y el orden de los temas,los anteriores LP's perdian fuerza en la segunda mitad,no lo veo un disco facil para presentarlo en directo,ya veremos.....

  3. los 3 ultimos discos de depeche me recuerdan a la trilogia de r.e.m. up,reveal,around the sun lamentable frio insipido sin alma quien puede escuchar canciones como slow, mi little universe,the child inside y decir oohh!!! que hermosa cancion por dios!!!

  4. a mi me parece tan aburrido como los anteriores. Y por lo que he hablado con otra gente, todos piensan igual. Un disco de esos que acaba en el rincón ( como exciter y los siguientes). Demasiado vanguardista, o pretencioso en su transcendencia o no se qué. Yo simplemente lo calificó de aburrido.

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