Crooked Wings
DiscosThese New Puritans

Crooked Wings

8 / 10
Marcos Gendre — 24-05-2025
Empresa — Domino
Género — Post Rock

Hasta seis años hemos tenido que esperar por un nuevo LP de quienes, para un servidor, son los verdaderos herederos dentro de la línea post-rock otoñal iniciada en su momento por Talk Talk y heredada por los igualmente imprescindibles Bark Psychosis. Precisamente, de estos últimos cuentan, una vez más, con la presencia en la producción de Graham Sutton, miembro vital del fascinante combo post-rock, firmantes del seminal “Hex”(94).

Al respecto, del mítico grupo de Mark Hollis, nunca antes These New Puritans se habían acercado tanto a su ideal pop de cámara, incluso, desde una concepción inspirada en la música interpretada en iglesias y catedrales. Dicha atmósfera sepulcral se advierte en la búsqueda del silencio y la pausa como rotor creativo de milagros congelados en el tiempo como “I’m Already Here”, “The Old World”, “Goodnight” o en la titular de un álbum que transpira melancolía astral por los cuatro costados.

Así, tras haber abierto líneas de acción que incluso apelaban a vías industriales minimalistas en su anterior álbum, aquí extendidas a momentos como “A Season In Hell” y “Wild Fields”, lo que nos entregan para la ocasión es una sublimación de las propiedades neo sinfónicas dentro de un cuerpo instrumental donde, tal como sucede en la reveladora “Bells”, se sirven de instrumentos ajenos a la ortodoxia pop, como teclados de iglesia, para producir cacofonías y toda clase de efectos donde la perspectiva de la electrónica paisajística es realizada desde un extremo artesanal antitético. Uno que viene a dar una vuelta de tuerca más a la máxima del post-rock. En este sentido, si la idea original del mismo era escapar de la tangente rock con instrumentos rock, para These New Puritans su consumación post-rock incluso evade dicha instrumentación, optando por un armazón musical que cubre siglos de historia. Uno de los objetivos de dicha postura es sembrar sensibilidades sonoras nada habituales, también en su contraste con los efectos electrónicos, y empujarnos hacia momentos de ascetismo onírico como en la sublime “Industrial Love Song”, donde el papel estrella es para una realmente emotiva Caroline Polacheck.

Con todos estos mimbres, lo que resulta finalmente es un nuevo prodigio dentro de su cuidadísima discografía, quizás el momento más sublime y estremecedor de todos los que han compuesto hasta el día de hoy. Sin duda, un bálsamo para tiempos de consumo musical frenéticos como estos, guiados por las necesidades generadas por el algoritmo Spotify y el depravado fast food musical que nos rodea.

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