Classics Remastered 1993-1998

Tras reeditar a lo largo del pasado año cinco de los discos que publicó bajo su propio nombre durante la década de los noventa, el músico británico de origen chileno que encontró en Berlín su ciudad de adopción nos lo pone fácil recopilando lo más destacado de aquellos álbumes en un doble disco (LP y CD) con veintitrés temas debidamente remasterizados vía campaña de crowdfunding (esos y otros trabajos pueden escucharse sin limitaciones en el bandcamp del artista). Para los que vivimos aquellos años, la revisión de este material supone un viaje en el tiempo a un momento en que el techno se situaba a un nivel de popularidad cercano al del pop y el rock, llegando a hacernos soñar con su potencial como motor de transformación social. Era la resaca de las raves británicas, del acid y del bakalao ibérico, y el Berlín post-reunificación comenzaba a erigirse en capital mundial del género con una doble faceta experimental y lúdica que con el tiempo ha ido perdiéndose en beneficio del modelo actual, el de “parque temático” con coartada discotequera. Vogel representó a la perfección esa esquizofrenia, tal y como se demuestra con sólo echar un vistazo a los dos sellos en los que mayormente comercializó su obra en aquella época: Tresor y Mille Plateux.

Con el 4x4 como patrón inamovible, Vogel desarrolló un discurso que a la vez que se podía bailar situaba su campo de investigación en el terreno de las texturas, incorporando elementos industriales de herencia británica a la inherente frialdad de la electrónica germana. En ese sentido su aproximación al techno estaba más cerca de la propuesta de Plastikman (otro anglosajón felizmente adoptado por la escena berlinesa) que de los experimentos post-dub de Basic Channel. Y también como Hawtin sus primeras composiciones todavía influidas por el acid, se sitúan en aquello que Warp bautizó como Intelligent Dance Music, hasta el punto de que los cuatro primeros tracks de "Classics Remastered 1993-1998" perfectamente podrían haberse colado en el mítico “Artificial Intelligence” que hizo las funciones de pistoletazo de salida para el género. La conexión se concretaría años más tarde, cuando Vogel fundó Super Collider junto a su amigo Jamie Lidell , que a su vez publicaría sus discos en solitario en el sello de Sheffield. Aunque esa… es otra historia.