What’s It Like Over There?
Discos / Circa Waves

What’s It Like Over There?

4 / 10
Álex Jerez — 10-04-2019
Empresa — Prolifica / [PIAS]
Género — Pop

Circa Waves se venden al pop de masas en busca de un éxito que modifique la visión de la banda en el mercado. La formación de Liverpool cuelga las guitarras, se obsesiona por los teclados y borra cualquier indicio de crecimiento conseguido en discos pasados con esta nueva entrega.

“What’s It Like Over There?” es un álbum que nubla por completo la identidad del grupo. Cargado de melodías sobre-producidas y letras pobres. Se trata, sin duda alguna, de un intento de la banda por dar el salto al estrellato y competir con todas esas grandes figuras que han conseguido generar un fandom que les idolatra. Vamos, que básicamente la sensación que da es que buscan coleccionar en sus primeras filas a adolescentes locos con pancartas y caras pintadas con sus nombres. Sin embargo, es evidente que todo esto ha jugado en su contra. El tercer largo de Circa Waves es un disco que refleja poco interés creativo por parte del grupo. No queda rastro alguno del surf-pop que se respiraba en aquel debut que desprendía un futuro algo diferente para la formación. Tampoco hay ni un solo ápice de ese pequeño guiño al lado oscuro que supuso “Different Creatures” (Circa Waves, 2017) y que, al menos, nos desvelaba una banda con ciertas ambiciones. Ahora es todo rosa, playero, con purpurina, azucarado y amante de los coros eternos (“Times Won’t Change Me”).

Eliminan cualquier intento de indagar en conflictos de interés social, se vuelven mucho más superficiales y se obsesionan buscando el toque perfecto que les catapulte a la ansiada cima. Es un álbum de sonido épico (“Sorry I’m Yours”), pero aún así no puede competir con el resto de propuestas que ya abusan de este recurso en el mercado. “What’s It Like Over There?” suena más bien a una especie de conjunto de demos de todos ellos. Como si la banda se hubiera quedado con las migas de pan que no querían las grandes de estrellas y, aún así, las defendieran a muerte por si la suerte les ilumina. Es un proyecto familiar, facilón, pero a la vez pobre de melodías pegadizas que obsesionen a todos los públicos. En fin, un conglomerado de malas decisiones que ponen en peligro por un lado el interés que pueda despertar la banda a la crítica. Y, por el otro, no logra ser lo suficientemente comercial como para atrapar al público general y que ellos sean los que certifiquen el éxito de la banda a golpe de entradas o números unos.

Si, a pesar de todo esto, tuviéramos que salvar algo sería ese hilo de esperanza a un futuro un poco mejor que se muestra en temas como “Motorcade” o “Saviour”. Un cierre con unos riffs algo más densos que salvan levemente la agonía que acompaña a la banda mientras escuchas el disco al completo. Un futuro, si es que lo hay, en el que no les vendría nada mal dar un paso atrás para centrarse, rectificar y comprender que hasta hacer pop comercial no es una tarea sencilla. Pero cuidado porque como decidan seguir tensando más el hilo en esta desacertada búsqueda de la fama puede que este termine cortándose de un momento a otro.

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