Caamp es una de esas bandas a la que llevo tiempo observando desde la lejanía. El típico combo estadounidense tan correcto en todo lo que hace que acaba por no provocar ni frío ni calor. Este “Cooper Changes Colour” es ya su quinto disco de estudio y, al igual que los predecesores, resulta tan agradable de escuchar como anodino y obviable. Y es que Caamp es un grupo de los que no dejan huella. Son tan absolutamente correctos que uno echa en falta la vieja época en la que el rock era un todo de desenfreno canallesco. Perdón, ¿he escrito rock? Empecemos de nuevo.
“Cooper Changes Colour” son once canciones que, expuestas a lo largo de treinta y cinco cortos minutos, muestran a una banda que ha alcanzado en su país un estatus muy cómodo capaz de proporcionarle un buen número de actuaciones en teatros y auditorios, además de adornar el segundo o tercer renglón del cartel de los festivales. Un grupo de folk-pop que gira alrededor de las labores compositivas de su líder Taylor Meier, que tiene un talento ciertamente mediocre para innovar, pero al que no se le da nada mal deglutir las clásicas influencias del género. En esta ocasión, incluso ha dejado entrever su pasión por los Strokes en temas como “Millions” o “Mistakes”, pero sin los efectos de la cocaína y el alcohol. Como mucho podemos imaginarlo bajo los efluvios de un buen vaso de leche con galletas.
Con todo “Cooper Changes Colour” es un disco que suena impoluto gracias a las labores a la producción de Beatriz Artola (Fleet Foxes, Sharon Van Etten) y Tucker Martine (My Morning Jacket, R.E.M.) e imagino que hará las delicias de los seguidores de grupos igual de inocuos como Mumford And Sons o solistas como Hozier. En cambio, el resto de los mortales restaremos a la espera de que la mala leche de imponga de nuevo porque, lejos de hallar consuelo en la dulces tonadas de temas como “Drive”, lo que encontramos es más desasosiego. Ahora toca morder de nuevo.
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