La llosa del cavall
Discos / Albert Palomar

La llosa del cavall

8 / 10
Maria Fuster — 07-06-2019
Empresa — Segell Microscopi
Género — Pop
Fotografía — Archivo

Es un autentico lujo cuando cae en tus manos un disco del que no sabes qué esperar, ni para bien ni para mal, y de repente te sacude entera. Tras una primera escucha ya intuyes que no estás delante de un disco más. En la segunda compruebas que tu intuición no te ha fallado y que la cosa mejora al volver a oírlo. En la tercera ya estas totalmente enganchada. Ha empezado la rueda de las reproducciones en bucle y el entusiasta proselitismo, porque no quieres que nadie de tu entorno se pierda esa maravilla que acabas de descubrir.

Esto es exactamente lo que me ha pasado a mí con “La llosa del cavall”, la tercera referencia discográfica de Albert Palomar, ex Plouen Catximbes/Plouen, tras emprender su aventura musical en solitario. En ella vemos un Palomar completamente reinventado que abandona el folk de sus anteriores trabajos para adentrarse en un sonido más pop. Aún así, sigue siendo música de autor, pues su marcada personalidad artística aflora en cada uno de los temas. La distancia con el folk también viene dada por el hecho que se desafía a si mismo componiendo un disco en el que no aparece ni una sola guitarra. Ni una. El reto podría haber causado un efecto claustrofóbico a las orejas acostumbradas a oír las seis cuerdas en todas partes a todas horas. No es el caso; el cantautor consigue llenar este vacío con sintetizadores envolventes, baterías alteradas y contundentes melodías de pianos a cargo de Lars Serra. No sé si este ejercicio compositivo de marginar las guitarras ha tenido algo que ver con el resultado final o si simplemente es pura anécdota. Lo que si tengo claro es que el de Manresa ha conseguido gravar un colección de emotivos hits pop, luminosos y con mucha fuerza, que comparten la épica de Coldplay (“Engrunas” podría formar parte del tracklist de “A Rush Of Blood To The Head”) o la nostalgia melódica de Keane, y hasta se atreve un instante con el krautrock a lo El Columpio Asesino (escuchen los sintetizadores del inicio de “Llimona” y díganme que no piensan en “Toro”), aunque es sólo una anécdota. Canciones como “Les llengües mortes” o “Zel” elevan su condición de canción a la de himno, aunque no son las únicas, pues encontramos singles distribuidos indistintamente entre la cara A y la B, si es que esta distinción todavía tiene algún sentido hoy en día. El disco contiene canciones que empiezan contraídas y poco a poco van abriéndose para acabar envolviéndolo todo de una rotundidad sonora algo melancólica mientras nos hablan de la dificultad de las relaciones humanas, de amor y desamor y otras intimidades universales.

El disco se ha grabado y producido en Aviram Estudio, donde Albert Palomar graba y produce a otras bandas, y ha contado con la ayuda, en la co-producción de los pianos, de Bernie Sánchez (Murdoc, ex-MiNE!).

“La llosa del cavall” aparece cinco años después de su anterior disco, “Cor de bou”, media década de dedicación y trabajo que ha dado sus frutos. Ahora solo nos queda esperar que Palomar no tarde tanto en volver a darnos una buena dosis de su particular manera de dar grosor y entidad a la canción de autor.

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