Y el punk se hizo melodía
Conciertos / Fast Food

Y el punk se hizo melodía

8 / 10
Nacho B. Sola — 30-06-2016
Empresa — Wurlitzer Ballroom
Fecha — 24 junio, 2016
Sala — Wurlitzer Ballroom, Madrid
Fotografía — Nacho Ballesteros

El día que nos ocupa, Javi Fast Food cumplía 42 años. Lleva el frontman del Barrio del Pilar, al frente de su banda, como amo y señor, 22. ¿Quiere eso decir que con 20, apenas abandonada la adolescencia, ya estaba capitaneando a uno de los combos punkrocker que más ha hecho por el one, two, three en la capital? Parece que fue ayer cuando el alter ego de carne y hueso de Martin Max, uno de los grandes secretos aparcados del power pop de aquí, se juntaba con los colegas del barrio para continuar la tradición all star.

Fast Food, en una fiesta de cumpleaños en la que los incipientes y certeros Inductores, junto con los Odeón de Álvaro Escribano, ayudaron a soplar las velas, presentaban “Sinfonía de frustración” (Monster Zero, 2016), quinto larga duración. Ante la eterna y ya clásica amenaza de su cantante en los días previos a través de las redes sociales (“Yo que vosotros no faltaría, que puede que sea el último concierto de Fast Food”), se volvía obligatoria la presencia, no fuera a ser que, esta vez, Javi cumpliera con sus palabras. La primera bala, como no podía ser de otra manera, fue “Punk-Rock City”. El territorio hay que marcarlo desde el inicio. Porque luego, las muescas no se olvidan fácilmente: “Carrie” o la flota obrera de “100.000 mutantes”, pertenecientes a “And The World Keeps Turning” (CB, 2003) dejan testimonio. Entretanto, la colectividad presente tiene que esperar hasta la quinta entrega para empezar a vislumbrar las notas de sus nuevas composiciones. “Insatisfacción garantizada”, “East Side Story”, ideal para separar fases ene veces, como diría Juan de Pablos, presente, por cierto, en el cumpleaños, o “Marzo”, tal vez, mi nueva perfecta canción de amor preferida, fueron los temas que atacaron Fast Food de su último trabajo. Porque ya es tan vasta la vida de la banda, que debe ser mal trago escoger un repertorio que contente a todos. Por si acaso, es ‘buena mierda’ recuperar momentos wipe out, como “Surfin’ Dora” o “Waikiki Beach”, acudir a Martín Max y su “El mundo a nuestros pies”, o rendir pleitesía a Loquillo con su “María”. Todo ello desde las entrañas de un tipo punk con alma pop.

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