Magma visto de perfil
Conciertos / Ty Segall ...

Magma visto de perfil

8 / 10
Javier Corral “Jerry” — 27-08-2022
Empresa — Last Tour
Fecha — 26 agosto, 2022
Sala — Santana 27 (Bilbao)
Fotografía — Dena Flows

Algo más de medio millar de personas vivieron su particular día (o noche) grande de la Aste Nagusia bilbaína con el concierto internacional y de pago de Ty Segall, en la sala Santana 27. El músico californiano simboliza de manera distinguida la clase media, o media alta quizá, del rock de guitarras contemporáneo, una recreación sólida y moderamente avanzada de un back to basics que cada cierto tiempo acerca al rock a una posición nueva desde sonidos pretéritos. En su caso aparencen el garage y la psicodelia como primeras referencias, pero siempre desde una sonoridad global que remite claramente al hard rock de desviación espacial e incluso prog en algunos desarrollos y apuntes de teclado. Ty Segall, prolífico donde los haya, tira de un hilo por el que ya pasaron Hawkwind, Jimi Hendrix, Black Sabbath, Led Zeppelin, Neil Young, Hot Tuna, Queens Of The Stone Age o Jack White, por citas algunos ilustres. Su gracia reside en batallar con todo ello y transformarlo en algo propio. Es lógico pensar así que agrupe un público intergeneracional, a medio camino entre lo clásico y una ajustada innovación rockera.

En realidad cuando hablamos de Ty Segall, hablamos de este Ty Segall que se nos presenta junto a Freedom Band y que constituye el meollo principal de su inacabable repertorio. El hombre ha grabado ya decenas de discos entre colaboraciones y distintos apelativos, a sus 35 años y algo más de década y media de historia musical. Pero son sus dos álbumes publicados este año, "Hello, hi" y "Harmonizer" el centro de atención de buena parte del concierto. Un concierto que tiene una especie de prólogo acústico de poco más de diez minutos con el propio Segall y su guitarrista Emmett Kelly, colocados de perfil uno enfrente del otro a cada lado del escenario. Ya no se moverán de ahí, ajenos a cualquier demostración fálica de su instrumento, a cualquier postureo anticuado de vitusiosismo ostentoso. Estamos felizmente en otra época y nuevos contextos, aunque algunos (sonrojantes) clichés cuesten aparcar.

Una vez pasado el entremés desenchufado, ambos guitarristas cogen sus eléctricas, mientras Mikal Cronin (son formidables por cierto sus discos bajo su nombre, que se lo pregunten al músico de Getxo Carlos Usán de los muy prometedores Dadabe, que le llevó cuatro vinilos para que se los firmase), Ben Boye y Charles Moothart, se hacen cargo de bajo, teclas y batería respectivamente. A los pocos segundos irrumpe un sonido grávido y apabullante, que no ampuloso, una especie de magma sonoro tan potente como seductor y circundante, que insiste casi todo el tiempo. Segall tiene además una voz aguda que empasta bien con esa atmósfera enfática, y que a la vez lima asperezas y marca límites con todo ese nu metal al que deja sin argumentos (lo reconozco: esa puede ser una opinión tendenciosa). Hay momentos de tensión que las primeras filas se toman como una buena oportunidad de desenfreno, junto a unos pocos más relajados, casi líricos, casi lisérgicos, que quizá otra parte de aficionados demande en mayor medida. El compasado cabeceo del público es la otra opción. "Hello, hi", esa maravilla que titula su último lp, "Whisper" o "Looking at you" son algunos de los highlights. Y por supuesto la casi jam de "And, goodnight"del bis, que también cerraba su álbum "Freedom's Goblin" de 2018. Casi hora y media de oasis festivo con uno de los músicos que aseguran el futuro del rock que nos gusta.

Hablar de serie b con pedigrí de serie z es meterse, por ejemplo, en el mundo de los Paniks, el quinteto (dos guitarras, bajo, batería y saxo) más atípico de Barakaldo, que durante algo más de media hora calentó motores. Los Paniks son nuestro auténtico grupo de culto de los últimos tiempos, la banda que retuerce con verdadero conocimiento de causa el punk de garage y ese rock'n'roll primitivo que demandan en una de sus canciones. En todas, en realidad. También incluyen las versiones de Dead Moon, con los que han compartido escenario un par de veces, y Reigning sound, del ep que dedicaron a su primera bajista Maribel, presente entre un público con buena representación de músicos locales.

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