Magnetismo y sentimientos desenfrenados
Conciertos / Shinova

Magnetismo y sentimientos desenfrenados

8 / 10
Noemi Valle — 09-02-2022
Empresa — Inverfest
Fecha — 06 febrero, 2022
Sala — Teatro Circo Price
Fotografía — Nieves Gil

Eran las 19.00 de un domingo y Shinova quiso romper con esa aura maldita que envuelve las tardes del último día de la semana con un antídoto infalible: música en directo. La gente esperaba impaciente en la cola, revisando continuamente sus entradas, compartiendo la emoción previa que atrapa a cualquiera antes de pisar las gradas del Circo Price. La banda de rock vizcaína se disponía a tocar dentro del programa del Invefest tras dos años sin pisar las tablas de aquel teatro. Empezaron con la promesa de "Volver" y la voz a capela de Gabriel de la Rosa (cantante), implorando: “todo se resume a este momento, lo demás ahora da igual”, un himno al que pronto se sumó Ander Cabello (bajo), Daniel del Valle (guitarra), Erlantz Prieto (guitarra) y Joshua Froufe (batería).

Llovieron las canciones del último disco, "La buena suerte", que también da nombre a la gira, y las gradas las recibieron con la ilusión de las veteranas. Son temazos y hay que agitarse por norma, no concibo un público inerte frente a estribillos como: “lo que no seas tu es solo ruido”, tampoco lo hubo. Tuvimos también el privilegio de escuchar algunos temas inéditos, aún sin nombre, que nos conquistaron los oídos desde la primera estrofa. Cuando parecía que ya no podía haber más sorpresas salió Ele al escenario creando una atmósfera de buenrollismo con "Palabras", en la que a los brazos les fue imposible mantenerse quietos y aparecieron danzantes por el aire, simulando tocar el cielo. Muchos parecían estar al borde de conseguirlo.

Llegó el turno de "Cartas de navegación" y fiel a los versos, el teatro entero se dejó llevar, mecido por una especie de marea sonora, mientras al borde de la afonía gritábamos: “soy incapaz de oponerme a esta puta inercia”. Segundos después ya estábamos exigiendo empuje, vértigo y caos, lejos de conformarnos con una existencia autómata, cantando que “la vida tiene que ser algo más”. Sabemos muy bien a lo que le estamos rezando con "El álbum", a esa necesidad de que la magia jamás se nos diluya.

"Qué casualidad" irrumpió en medio del espectáculo para cantarle a los encontronazos del destino, ese en el que no creemos hasta que nos topamos con alguien que nos insta a confiar ciegamente en la existencia de un hilo rojo que nos ata irremediablemente a otro ser humano. Es de esas canciones que no se desgastan, quizás porque expone precisamente un amor que cuando nos eclipsa lo sentimos indestructible. Da igual cuantas veces gire esa pista en el tocadiscos, ayer nos volvió a punzar fuerte aquello de: “qué casualidad, coincidir en estos tiempos en el mismo lugar”. Lo vimos claro, parafraseando a Gabriel.

Se abría paso la noche y con ella los últimos temas, entre los que se coló Diego Arroyo, vocalista de Veintiuno, para cantar "Ídolos" junto a la banda. Shinova volvió crear un espectáculo donde el público fue partícipe de cada nota, de cada frase y cada estrofa.

Sellaron la velada de la mano de un un hit con "Te debo una canción" y volviendo sobre los versos con la que empezó el concierto, jurando en voz alta al unísono: “prometeremos coincidir cada 10 años aquí”. El aplauso retumbó entre las paredes, largo y sonoro como solo consiguen ser los aplausos más sinceros. Un gracias recíproco por lograr una vez más que la música en directo nos salve del hastío y nos haga vibrar con fuerza hasta el final.

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