Sethler, miopía cero
Conciertos / Sethler

Sethler, miopía cero

6 / 10
Pablo Ferrer — 18-01-2013
Empresa — La Lata de Bombillas
Sala — La Lata de Bombillas
Fotografía — Pablo Ferrer

Vino solo, a pecho descubierto. Zaragoza le recibió con lluvia: parece que le ocurre en cada visita, según confesó entre tema y tema, tratando de brindar a la audiencia un cóctel ‘Salida del Paso’ con elegante socarronería y un punto de timidez. Majete el gijonés/seudoescocés, que luchó contra los elementos y desgranó con cuajo un repertorio aún escaso.

La primera referencia discográfica de Sethler data de 2011, pero la cosa no trascendió. Por eso, y porque le gustaba el material, decidió reeditarlo: la “Batalla” ha salido bien, hasta el punto de abrir la que será una trilogía, culminada la cual habrá ganado seguramente su guerra. De momento, en poquísimo tiempo, aparece por todas partes, pertrechado de razones en la primera capa del subsuelo. El disco salió en octubre pasado: todavía hablan más de él como cortometrajista, pero a tenor de lo visto, eso podría cambiar. Porque sabe cantar, compone con tino (cero tonterías o lugares comunes) y tiene actitud. En la parcela vocal es una mezcla de Pucho Vetusta e Iván Ferreiro: probablemente no le guste un pelo la comparación, pero es lo primero que viene a la cabeza al ver por primera vez a un artista primerizo. Lo bueno es que resiste esa odiosa comparación… y genera empatía en el directo, algo complejo en un espacio reducido y con no demasiada gente ante los ojos.

Pues eso. Hugo (para los amigos, la Academia del Cine Español y sus paisanos astures) se defiende bien como Sethler el Scot, hasta el punto de que el español (aquí va un guiño) parece su lengua materna. Además, y paso a primera persona sin pizca de vergüenza, se me iba escondiendo el sol y, de pronto, me topé con el rayo verde: “De miedo y de dolor”. Ese tema dio lustre a todo el concierto, por no hablar de la versión tan diversa y ‘molto divertente’ que se marcó del ‘Mueve tus caderas’ de Burning. En definitiva: a solas se basta el mozo, pero dan ganas de oír esas canciones con algo más de ropa: un encaje, un pespunte. La próxima vez…

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