El triunfo del fondo de armario
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El triunfo del fondo de armario

8 / 10
Javier Santamaría — 07-08-2016
Empresa — Santander Live Producciones
Fecha — 04 agosto, 2016
Fotografía — Enrique Santiago

En un año que parece estar atragantándosele a muchos festivales, el Santander Music ha conseguido no solo mantener el tipo, sino mejorar sus datos de asistencia; señal de que las cosas se tratan de hacer cada día mejor, en un año en el que se han tenido que enfrentar a distintas adversidades, tales como el complejo mercado de las contrataciones internacionales, que dejo al festival con tan solo la presencia foránea de Sunshine Underground y Miami Horror; y lo que fue la polémica en la jornada inaugural, la caída del cartel de Bunbury en el último momento debido a una faringitis del artista. Ante esta eventualidad, la organización decidió la devolución del dinero en las entradas de día o cambiarlas por un abono, pero parece que no llovió a gusto de todos y no todo el público aceptó esto con agrado. Supongo que es difícil contentar a todo el mundo, se busquen las soluciones que se busquen.

A nivel de producción el festival funciona a la perfección, siendo cómodo y agradable, gracias a su zona de esparcimiento con mercadillo y foodtrucks; aunque seguramente el punto que se le sigue atragantando al festival son las largas colas que han de sufrir las mujeres para ir al baño. Este aspecto debería de ser mejorado, ya que el sábado la espera superaba los 30 minutos y era fácil ver a mujeres orinando allá donde podían, tanto fuera como dentro del recinto.

Santander music

En general el sonido ha sido perfecto, un volumen alto y potente, en el que se distinguían los matices y hacían que la experiencia musical fuera perfecta, no creo que nadie pueda quejarse de este punto. Por ejemplo León Benavente o Fuel Fandango sonaron impresionantes; puestos a mejorar, mejoraría el uso que se da al frontfield, que son esos altavoces situados en el foso para que los fans de las primeras filas puedan disfrutar del concierto sin perder detalle: las veces que nos acercamos parecían directamente apagados, así que ahí el concierto no se oía demasiado bien.

Entrando ya en lo musical comenzamos el festival el jueves 4 con el concierto de Papaya, a la que pudimos ver contenta y agradecida de estar tocando las canciones que reconoció haber compuesto mientras estuvo viviendo en Cantabria, esa Cantabria casi tropical que parece habitar dentro de Yanara. Carismática y con alma de artista, con canciones como “Caballo de Sal”, “El Rey de las Camas” o “Cosas Fancinantes”, logró hacer lo que dice su canción “Minutos”, tocar el disco al completo y que pasara todo en un suspiro, y ya de paso ganarse a todo el público.

La virtud de Zahara reside en saber quién es, dónde está y a dónde va. Podría justificarse o llenar su boca defendiendo tal o cual etiqueta, pero es más practico rodearse de grandes músicos (Ramiro Nieto, Manuel Cabezalí, Chapo y Eduardo Martinez) que la arropen en su camino, que a medio o largo plazo la harán brillar (más aun). Mostrándose simpática y cercana con el público, era difícil no empatizar con ella, su música y sus letras. El repertorio, además de la celebrada “Caída Libre” con sus fans con pelucas platino, una potente “Crash” o una “El Deshielo” con la que puso punto final al concierto, incluyó la versión de “Te Debo un Baile” de Nueva Vulcano y un guiño a Deluxe en “Funeral”. Por todo esto, sin querer afear a los demás artistas, Zahara dio el concierto del jueves.

Seguridad en uno mismo es que Second arrancaran a toda velocidad con “Esto es solo el principio” y, la que es la mejor canción de su último trabajo, “Primera vez”. Con esto ya saben que tienen al público en lo más alto, pero a veces el exceso de seguridad es pecado, y quizá tanta grandilocuencia acabó por hacer el concierto un poco pesado y con falta de dinámica, siempre subiendo, siempre en una epicidad que acabó por hacerse pesada. Pero eso sí, tenemos que decir que aun así, con una sobresaliente “Rincón Exquisito” supieron cerrar el concierto, ahora sí, con un gran desarrollo que puso al público en órbita con toda la razón y mérito.

Antes de hablar del concierto de las Hinds creo necesario hablar del diálogo que a veces se produce entre público y artista en conciertos rock y punk, en los que se puede buscar la provocación del artista gritándole o como pasaba antaño escupiéndole. Esto en el pop a veces se ha convertido en decir eso de “guapo”, “cásate conmigo”, lanzar sujetadores, etc. Este “dialogo” se produce dentro de cierta provocación naïf, de la gracia y buscando la chispa del momento, pero con ello no se busca incomodar a los artistas que a todas luces, de mejor o peor manera, intentan desarrollar su trabajo. Dicho esto me parece incomprensible la actitud sexista y totalmente machista de parte del público que se dedicó a acosar verbalmente a Carlota y Adela con la única finalidad de molestarlas, crisparlas y tratarlas como meros objetos, y dando por hecho que por ser mujeres carecen de talento. Esto en el año 2016 es imperdonable, son conductas más que reprochables y es una vergüenza que ocurran en festivales españoles.

Ahora ya sí, en lo estrictamente musical, decir que en menos de un mes hemos podido ver a las Hinds hasta en cuatro ocasiones, luciendo su gracia y desparpajo, haciendo alarde lo-fi pero tocando sus canciones a la perfección, controlando los tiempos, las distancias y repitiendo gestos y rituales. En el Santander Music las vimos sacar brillo a canciones como “Warts”, pegajosa y juguetona, a una “Castigadas en el granero” con arranque heavy, o una “Garden” que destaca en su repertorio por resultar de las canciones más potentes en directo, especialmente llegado el momento en el que Ana Perrote arranca con la segunda voz en el estribillo. La única pega que podemos sacar al concierto es que faltó volumen a las voces, quizá por lo comentado anteriormente de los frontfield. Como ya es tradición, el fin del concierto lo marcó “Davey Crockett” y sus gabba gabba hey. Esperamos verlas pronto de nuevo en Santander, esta vez, rodeados de menos gilipollas de cerebros podridos por el machismo.

La jornada del viernes 5 de agosto tocó madrugar para disfrutar de los conciertos matinales de Perlita y Captains, dos grandes sorpresas en este festival.

Perlita dieron un concierto electrónico burbujeante, divertido, de referencias juguetonas y chispeantes que les acerca a sonidos europeos de pop efervescente. Toda una experiencias divertida la que vivimos en la C/Sol a plena luz del medio día.

Santander Music

Captains
Foto: Carlos Caneda

Y cuando el sol pegaba con más fuerza Captains salieron a repartir oscuridad. El cuarteto, practica un post punk demoledor en el que se reconocen algunas señas de identidad que podrían ponerles cerca de otras bandas actuales como Belako. Pero mientras los vizcaínos muestran vitalidad y lozanía, estos asturianos ofrecen perversidad y abrasión, conducidas por la presencia electrizante de Fee Reega, que no para de gritar, revolcarse por el suelo e increpar al público durante todo el concierto. En fin, que los capitanes firmaron una actuación escalofriante, que se recordará como la más afilada y amenazadora del festival.

Ya en el recinto de la Magdalena, pudimos disfrutar del concierto de Belize, que contaban con algo a su favor: cierto factor sorpresa para con el público que no sabía con qué se iba a encontrar y al que conquistaron dejando un muy buen sabor de boca. Y es que si bien sus canciones podrían tener un cierto toque a pop de misa, las han sabido transformar a algo más sintetizado, que pasa a ser un pop más espiritual, pero a esa espiritualidad evocadora de atardeceres cálidos de verano en el que quedarse a vivir para siempre. Acompañados a la batería de Guille de Wilhelm and the Dancing Animals, nos hicieron disfrutar con canciones como “Ritmos de la Ciudad”, un globazo bueno como “Tik'al”, una bonita “Qui Sera”, o su versión de “Baba O’Riley” de The Who que deleitó a maduros y a jovencitos. Resumiendo, un concierto que hizo feliz al público, y esperemos que también a los propios Belize, porque razones para ello tienen.

Novedades Carminha eran conocidos como ese grupo de punk frenético y gamberro, garantía de desfase, pero la cosa ha cambiado. Para ser campeones del mundo han bajado el ritmo de juego. Quizá, tal y como dice su canción, ahora van rápido, rápido, lento. Han perdido macarrez pero han ganado un sonido más gordo, que llena más el escenario y envuelve más al espectador, que en vez de saltar, ahora es más de mover la cadera. Quizá no todo se puede conseguir, y no nos engañemos, las canciones siguen estando ahí, y su versión de los Saicos también, así que lo que nunca podremos decir es que estos gallegos aburran; más bien todo lo contrario, siguen siendo sinónimo de diversión, incluso para antiguas pero modernas.

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León Benavente

El concierto de León Benavente pasara a ser recordado como uno de los mejores de esta edición. El triunfo del proletariado, de los sonidos de la cadena de montaje, de Tipo D. Y es que están viviendo un muy buen momento, con dos discos más que notables que gustan a crítica y a público, que les permite tener un repertorio redondo en el que la intensidad no baja ni un segundo, y un sonido perfecto y potente que da garantía a sus conciertos. Todo esto les da una carta blanca para hacer lo que quieran, incluso a veces sobreactuar, que se lo merecen también. Con “La Palabra” el público se volvió loco, canciones como “Gloria” ya está en la cabeza de la gente, al igual que una magnifica “La Ribera” que sonó prácticamente al principio del concierto que llego a su final con “Ser Brigada” y un Abraham Boba entregadísimo fue la guinda del pastel de lo que podría definirse como concierto perfecto y sin fisuras.

Sale Izal al escenario y suena “Copacabana”, fuerte, potente: empieza el viaje. Siguiente parada, “Sustos Delicados”: Mikel tiene un bolsillo donde ya se ha metido a todo el público. Realmente creo que para los fans y seguidores ya hacía falta poco más. Bueno, esperar a que tocaran su canción favorita (si no se trataba de unas de esas dos, claro). Pero visto desde fuera, con cierta frialdad, la cosa cambia un poco. No nos malinterpretéis, no se pueden sacar peros a un sonido que fue perfecto de primera fila hasta los baños; pero aun así no nos fue posible quitarnos una sensación extraña de que algo no encajaba. Quizá es que no fluía con naturalidad el dialogo entre Izal y el público, desde luego algo fallaba ahí, quizá parecía algo prefabricado, un concierto más de la gira, un buenas noches, Springfield. Suena “El Baile” y finalmente “Barry Manilow”, fin del viaje, todo el mundo está contento. Pero nadie dice eso de que ha sido el mejor concierto de Izal que han visto, ni tampoco el concierto de su vida. Algo falló.

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Izal

The Sunshine Underground fue la última incorporación al cartel: todo un flashback que nos llevó de vuelta al 2006, y es que casi podría haber sido concierto décimo aniversario de aquel magnifico “Raise The Alarm” (2006). Pero no: fue un concierto un poco plano, en el que rápidamente identificabas temas como “Put You in Your Place”, “Comercial Breakdown” o “Borders”, porque destacaron sobremanera en el repertorio. El resto, pues poder disfrutar con los amigos de unas copas, charlas agradables y recordar y comentar los conciertos de la jornada, que también para eso se está en un festival.

El sábado 7 de nuevo toco madrugar para disfrutar de los conciertos diurnos, en este caso de Baywaves y Alien Tango.

Baywaves este año se han hecho un pleno en los festivales de primera línea de la geografía española, y eso no es casualidad. Actuando en la plaza de las Cachavas, en pleno corazón de la bahía de Santander, sacaron a pasear una psicodelia cálida que fluye como las olas. Pese a lo reducido del escenario, las cosas fueron a la perfección, disfrutando de los detalles de sus canciones, de lo etéreo de su música. Su hit, “Time Is Passing U By”, la primera canción del repertorio, toda una operacional, pero es que el final con una “The Freak Kingdom” fue también espectacular, un deleite de largo recorrido. Un grupo por el que sacar pecho, sin duda alguna.

De nuevo en Tetuán, con toda la solana y buscando desesperadamente una sombra pudimos ver a Alien Tango, en un concierto variado y realmente alienígena por momentos, en el que incluso nos pareció ver como se derretían junto con su música escaleras abajo. Y es que la propuesta de esta banda levantina se aleja del canon de influencias habituales de las bandas que predominan en los carteles de los festivales indis, y en vez de ello se fijan en los demenciados experimentos sonoros que Mike Patton llevó a cabo al frente de Mr Bungle y Phantomas. En fin, un acierto más en la programación de las Vermú Sessions, en las que este año se han visto propuestass frescas y sorprendentes que bien se hubieran merecido un hueco en el escenario principal.

la m.o.d.a.

La M.O.D.A.

De nuevo en el recinto de La Magdalena, a las 21:00 salieron al escenario La M.O.D.A.. Los burgaleses saben moverse a la perfección entre dos aguas que les permite coger puúlico de un lado y otro, de poperos a rockeros, y es que a fin de cuentas en el Santander Music uno aún se puede pedir un calimocho. A la referencia pop, podríamos hablar de Mumford & Sons; pero por suerte La Moda sabe tratar las cosas de mejor manera que los británicos. Solo hay que fijarse que han sabido engatusar a Gorka Urbizo de unos reconociblemente Berri Txarrak para cantar en “PRMV”, para alejarse del estadio y entregarse a la lírica de bar, donde compartir con ellos canciones como “Nómadas” y sus coros. Y eso en directo se disfruta con naturalidad, ya sea escuchando “Miles Davis”, “Los Hijos de Johnny Cash”. Con mandolina, saxofón, acordeón, golpes de timbal o el banjo de Gasoline, hicieron bailar al público, confirmando que en esta edición los arranques de cada jornada han sido un pleno perfecto.

Con la campa llena salieron Love Of Lesbian y vinieron a confirmar que este año ha habido cierta maldición con los cabezas de cartel, Bumbury, Izal y ellos. Que aunque al igual que con Izal, poco se puede criticar en lo técnico, sí que se apreciaron ciertos altibajos que el propio grupo debió percibir. No en vano cuando sonó "Psiconautas" los ánimos bajaron considerablemente, así que parece que ahora mismo se ven en una encrucijada entre lo que deben hacer y lo que quieren hacer. Aunque no hay que olvidar que a fin de cuentas nos encontramos en la gira de presentación de El poeta Halley (2016), y no un Love Of Lesbian tocan los grandes hits del público. Arrancando con la llegada del cometa y su “Cuando no me ves”, pudimos disfrutar con canciones ultra coreadas como “Donde solíamos gritar” o el éxtasis colectivo de “Club de fans de John Boy”, de cambios de camiseta y la ya sabida pose y juego con el público de Santi Balmes hasta llegar a “Planeador”, nota final que al terminar abarrotó baños y barras cual riada a la espera del siguiente grupo.

De no ser por Fuel Fandango, podríamos decir que el concierto de Miami Horror fue el concierto más divertido y de baile de esta edición; que si bien notamos que le faltaba cierto punch y bajos a su sonido para hacernos vibrar más y que el bombo golpeara nuestro pecho, pudimos bailar sin concesiones su electropop refinado y elegante. En directo descubrimos que además Miami Horror son un grupo acrobático, ya que Benjamin Plant no perdía ocasión para esquilarse donde podía, incluido el andamiaje del festival. Hemos de reconocer que cuando se dejó deslizar por unas barras pensábamos que se iba abrir la crisma, pero por suerte no fue así, y seguimos bailando a ritmo de temazos como “I Look To You”, “Real Slow”, “Sometimes” e incluso una sorprendente “Strandbar” de Todd Terje que dejó aquí al que escribe con el culo torcido. Olé por ellos, algo así hacía falta en esta edición, y al que escribe un buen meneo.

Santander Music

Fuel Fandango

Tal y como ellos recordaron, cuatro años después volvieron Fuel Fandango a Santander; que aunque intentaron justificarse, hay que explicar a Alejando Acosta que siendo su cumpleaños, que lo de los regalos van al revés, que no hacía falta que el hiciera el pedazo regalo que fue el concierto vivido ayer en el Santander Music, en el que de nuevo pudimos ver al público totalmente convencido de que estaban delante de un gran concierto, el mejor de la edición junto al de Leon Benavente. Cristina Manjón tiene un gran carisma y el grupo tiene canciones de sobra para arrastrar a todo el público allá donde quieran, a golpe de bombo y taconeo. “Toda la Vida” sonó de maravilla, equilibrada, al igual que “La Primavera” que logró partir en dos al público. “Salvaje” sonó como si los caballos en la niebla en realidad fueran las olas que golpean los acantilados de la Magdalena, grande y fuerte, hipnótica y arrastrándolos como cuando hay resaca en el Cantábrico. Muy grande lo que hicieron con esa canción en directo. Creo que no pudieron dejar mejor sabor de boca.

Para terminar, una mención especial a los Djs de continuidad del festival. El jueves Paula Quintana hizo una sesión fresca y divertida, con guitarras y cosas para bailar, con hits y canciones nuevas de declarado cuño indie, como puede ser ese “Ópalo Negro” de Papá Topo por ejemplo. El viernes Bitches Deejays fueron directamente una vergüenza, nunca tanta gente en un escenario hizo menos y tan mal. Ya el sábado Hugo Le Loup tiró de remezclas e hizo una sesión mas que correcta que logro hacer bailar entre concierto y concierto, que es el objetivo.

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