El penúltimo y ecléctico baile del 2019
Conciertos / Radar Pop Madrid

El penúltimo y ecléctico baile del 2019

7 / 10
Beatriz H. Viloria — 31-12-2019
Fecha — 30 diciembre, 2019
Sala — La Riviera, Madrid
Fotografía — Nacho Ballesteros

Guitarras ramonianas, un viaje psicodélico y un combo de electrónica, trap y ritmos tropicales. Desde luego, la de Radar Pop era una propuesta arriesgada para la penúltima noche del año, que en la capital tiende a repartirse entre conciertos de estadio con aforo completo y planes de preuvas. Rastreado el panorama nacional, Radar Pop reunió este lunes en La Riviera a Axolotes Mexicanos, Rufus T. Firefly y Mueveloreina, y un buen puñado de almas se acercaron a la ribera del Manzanares para ser partícipes.

Ante una Riviera bastante vacía se encontraron Axolotes Mexicanos, hecho que no molestó a su cantante, Olaya. “El que no haya venido, se lo pierde”. Y a toda velocidad arrancaron los treinta minutos de los que disponían para afianzar el romance con los seguidores de primera fila y presentarse a oídos nuevos que fueron ocupando la sala a medida que avanzaba su set. El tiempo apremiaba y Olaya metió prisas a sus compañeros de filas para cumplir con los once temas del setlist. “¡Venga, Juan!”, le decía a su mellizo –encargado de la batería y más tareas ante la ausencia del bajo–, entre los pildorazos de Salu2 (2018) y Holi <3 (2015) sobre retrasos menstruales (Farmacia), calefacciones estropeadas (Menos 100) o rupturas recientes (Astor). Tribulaciones juveniles transmitidas con tal espontaneidad y frescura (equivocaciones incluidas) por parte de Olaya, que la asturiana se había ganado al personal nada más empezar y lo mantuvo enganchado hasta el final.

Tras este calentamiento de guitarras ramonianas, cambió la tónica, y el rock psicodélico de Rufus T. Firefly volvía a sonar en La Riviera, plaza que fue testigo del final de gira de MagnoliaLoto el pasado mes de abril. Varios repetidores, algún neófito y público menudo se concentraban en las primeras filas de un aforo más notable a propósito de este concierto inesperado para los ribereños. Y a pesar de la cercanía temporal de aquella Riviera y de un repertorio de sobra conocido, fue otra noche de comunión total entre los Rufus y un honorable que vive cada uno de sus directos como si fuera el primero. Las letras, los riffs y los juegos de baquetas ejecutados por la incombustible Julia Martín-Maestro de Loto, Nebulosa Jade o Pompeya –muestras de Loto (2018), Magnolia (2017) y Nueve (2015)– fueron coreados una última vez, hasta que la banda de Víctor Cabezuelo de por finalizada su próxima obra en el estudio. Sobre el escenario, cinco sombras tras una cortina de luces de colores (cegadoras en Demogorgon) funcionaron en perfecta sintonía, enésima demostración del tándem único que forman Julia y Víctor capitaneando la nave (hasta cuando bailó la letra de Pulp Fiction) que completan Miguel de Lucas, Carlos Campos y Marta Brandariz. “Demostráis amor viniendo en un día como hoy”, declaró Víctor, agradecido y consciente de la etapa para enmarcar que cerraban; Magnolia y Río Wolf, tres palabras mágicas para los de Aranjuez, sirvieron de broche final.

Con Mueveloreina llegó la jugada arriesgada de este Radar Pop. El arsenal de instrumentos desapareció del escenario para cedérselo a una mesa, un portátil, una pantalla con sugerentes proyecciones y dos micrófonos con los que Karma Cereza y Joaco J Fox hicieron por convencer a un público menos habitual y recién salido de dos horas de guitarras. Los oídos más abiertos aceptaron y se quedaron en La Riviera hasta el cierre; eso sí, en un ambiente más festivo y dado a la conversación. Los de Valencia se encontraron con algunos problemas técnicos, pero los llevaron con buena actitud y con la dosis adecuada de energías entregaron su combinación de electrónica, trap y ritmos tropicales salpicada de letras punzantes y comprometidas y acompañadas de la vitalidad y los bailes de Karma. Napalm, YIPIKYEY, Paradiso o Gozhala hicieron bailar al personal, que parecía entrar ya en el espíritu de los planes que le esperan en esta última noche de 2019.

Para quien huía de preuvas y grandes multitudes, Radar Pop fue el plan idóneo para empezar a despedir el año. Y para abrir los oídos a una pequeña y variada muestra de lo que se ha estado cociendo en el panorama nacional en la década que hoy acaba.

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