Exprimiendo la leyenda
Conciertos / Marky Ramone's Blitzkrieg

Exprimiendo la leyenda

6 / 10
Raúl Julián — 23-06-2016
Empresa — Lizard Music
Fecha — 22 junio, 2016
Sala — Espacio Vias
Fotografía — Raúl Julián

Un inevitable escepticismo acompañaba al anuncio de la última gira europea de Marky Ramone, con la que el batería se encuentra celebrando el hipotético cuarenta aniversario del punk. Se trata éste de un ejercicio indisimulado de nostalgia en el que, quien fuera batería de los Ramones desde 1978, se rodea de músicos férreos y solventes para revivir los temas de su afamadísimo grupo. Y es precisamente en la selección de esos escuderos donde radica el éxito del asunto, porque el producto ofertado es algo limitado pero sin duda está bien diseñado a la hora de lograr un resultado efectivo y efectista.

De este modo, el neoyorquino cuenta con Captain Poon (Gluecifer) a la guitarra, Pere Cohete (From Head To Toe, OVNI) al bajo y, sobre todo, Ken Strigfellow (The Posies, The Disciplines, Big Star) ejerciendo como cantante implicado y bien metido en su papel. En realidad el vocalista siempre ha probado su vena punk y tendencia visceral sobre los escenarios -ya sea coliderando a The Posies junto a Jon Auer o al frente de los noruegos The Disciplines-, evidenciando lo idóneo de su elección para esta misión. Es el trío quién lleva el peso de la velada (y de paso más la disfruta), mientras que la estrella se limita (inmutable y en modo semi-automático) a seguir el juego acomodado tras su batería. Ni siquiera puede decirse que Ramone sea (a estas alturas) un gran intérprete, limitándose a cumplir expediente amparado por esa aureola de leyenda que le acompaña.

Por lo demás el concierto transcurrió tal y como se esperaba: poco más de una hora intensa y vitaminada, ejecutada a ritmo acelerado y con las canciones enlazadas al histórico grito de “One, Two, Three, Four!”. Todo con la inmediatez, rabia y urgencia que imponen las claves del género, en una sucesión que incluye clásicos de la banda como “I Wanna Be Your Boyfriend”, “Sheena Is Punk Rocker”, “Blitzkrieg Bop” (por duplicado), “Rockaway Beach" o “Beat On The Brat”, con volumen generoso y un sonido pretendidamente sucio que disimula las carencias rítmicas de la estrella. Un repertorio completado con apropiadas revisiones de temas no menos icónicos del tipo de “Surfin’ Bird” de The Trashmen, “Do You Wanna Dance” de Bobby Freeman, o “What A Wonderful World” de Louis Armstrong (que en su momento también popularizó el mismo Joey Ramone).

El paso del Marky Ramone's Blitzkrieg por León fue, en definitiva, una curiosidad sudorosa, embarrada y entretenida, levantada a la antigua usanza y a golpe de nervio por los secundarios. Stringfellow y compañía pusieron la actitud, el realismo y la convicción, mientras que el percusionista ejemplificó, de algún modo, ese otro tópico del estilo bautizado como “La gran estafa del Rock and Roll”.

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