La última noche en el mundo libre
Conciertos / Lambchop

La última noche en el mundo libre

4 / 10
Tomás Martínez — 21-01-2017
Empresa — Son Estrella Galicia
Fecha — 19 enero, 2017
Sala — Teatro Eslava, Madrid
Fotografía — Jorge Obón

Si queréis una crítica condescendiente del concierto de Lambchop no os la puedo dar, lo siento. Es muy raro el asunto, porque el cambio que han supuesto las canciones de FLOTUS en el sonido de Kurt Wagner es prodigioso, enriquecedor, y se trata de uno de los mejores discos que hemos tenido en 2016. Por ese motivo este directo se presentaba, como mínimo, apasionante. Por esa misma razón la decepción, personalmente, ha sido tan grande.

El caso es que Kurt, al igual que el personaje de Marvel con el que comparte nombre, es un rondador nocturno con súper poderes. La última habilidad extraordinaria que ha obtenido es un vocoder. El dichoso vocoder. Por momentos fue el juguete que alegraba los primeros compases del concierto; al final solo podías pensar “niño, deja ya de joder con la pelota”. No hubo ni una sola canción que Wagner no pasase por la Thermomix y el temario se volvió monocorde e insípido. FLOTUS es un disco variado, distinto, grandilocuente, lleno de momentos sorprendentes por la calidad de saltos y recovecos con cada puerta que vamos abriendo a lo largo de su escucha. En directo, Lambchop lo propone basado solo en teclados, ritmos pregrabados mínimamente animados por baquetas, una guitarra casi imperceptible y, por supuesto, el maldito vocoder. Alrededor de este ejercicio de trip hop insulso solo Matt Swanson estuvo sobresaliente, sosteniendo sobre su bajo toda la puesta en escena.

El concierto repasó FLOTUS al completo y por supuesto que hubo momentos excelentes, en especial In Care of 8675309, una canción que se cuece a fuego lento a lo largo de más de diez minutos de duración. Incluso alguno de los cortes propició un ambiente entre lounge electrónico y soul, con aires de Marvin Gaye o Isaac Hayes. Pero con dolor, obviando la altísima veneración que sin duda merece Kurt Wagner, objetivamente el concierto terminó siendo una modorra tan solo aderezada por las bromas del pianista Tony Crow, que aseguró que esta era su última noche en el mundo libre antes de volver a los dominios de Trump.

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