Una noche para recordar
Conciertos / Dorian

Una noche para recordar

8 / 10
Elisa A. Serrano — 13-11-2018
Fecha — 10 noviembre, 2018
Sala — La Riviera, Madrid
Fotografía — Nabscab

“Y buscamos en las calles las peores tentaciones y bailamos hasta el alba más de doscientas canciones”. Dorian hacían su aparición con La isla, uno de los temas de su último disco Justicia universal, mientras a los asistentes en una Riviera que colgó el cartel de “no hay billetes” por segundo día consecutivo nos caía un baño de confeti sobre nuestras cabezas. Se escuchan los gritos de la masa de devotos que sólo se apagan con las primeras notas de Verte amanecer: “Y en el fondo todo lo que quiero es verte amanecer”. Dorian te obligan a cantar sus canciones con una sonrisa en la cara y el corazón en la mano.

“Hoy cerramos este ciclo mágico de tres noches en La Riviera. Estamos muy emocionados y hemos preparado muchas sorpresas con invitados especiales, música, sentimientos, versos y todos vuestros corazones, y los nuestros, latiendo al mismo tiempo. Muchas gracias a todos por venir a disfrutar. Arranca la nave. Bienvenidos”. Dorian son ese amigo al que hace mucho que no ves pero con el que, en el momento de volver a encontrarse, parece que no ha pasado el tiempo. Quizás es por eso que deciden seguir con El temblor, uno de los temas de La velocidad del vacío (2013). A continuación Marc pide un aplauso para Rayden. El rapero madrileño se sube para compartir escenario con la banda e interpretar el tema que da nombre a Justicia universal. A continuación es Maryan Frutos (Kuve) quien toma el relevo y canta a dúo con Marc Vicios y defectos, que en el álbum la banda interpreta junto a Javiera Mena. Con cada uno subido a un pódium, Lisandro Montes - en palabras de Marc “el hombre orquesta de la banda”- toma la primera fila y con dos baquetas que alza sobre su cabeza marca el ritmo haciéndolas chocar entre ellas en uno de los momentos más poperos de la noche.

“Seguimos con la siguiente invitada”, grita Marc no dando tiempo a un respiro. Ahora es Nita de Fuel Fandango quien se sube al escenario presentada como “una de nuestras cantantes españolas favoritas” para cantar Buenas intenciones. Lisandro Montes, con el teclado cruzado sobre el pecho, ocupa esta vez el pódium y Nita y Marc acaparan todo el protagonismo creando una intimidad difícil de alcanzar en una sala de las dimensiones de La Riviera. “Hemos tenido la suerte de tocar en un montón de países y al final las ciudades crean en uno un mapa de lugares especiales”, y como si del bolsillo interior de su chupa acabase de sacar un diario de viaje, Marc enumera uno a uno los lugares que han robado un cachito de su corazón a lo largo de los años en Llévame, dibujando un mapa de sentimientos desde Tijuana, “a donde un día iré por ti”, a Barcelona, “mi patria con mar”. Dorian presentan la siguiente canción con una anécdota que se repite con cada nuevo álbum: “Y ahora va el primer ladrillo del disco, la canción que sabes que tiene que estar”. En este caso se refiere al indiscutible hit de Justicia Universal, Hasta que caiga el sol.

El concierto llega a su fin con una traca final de himnos: Paraísos artificiales, A cualquier otra parte, Solar y La mañana herida. “Gracias a los que venís a los conciertos en salas y festivales. Nos gustaría acabar montando una buena rumba. Coged vuestros teléfonos y vamos a hacer libélulas”. La intención era buena, pero cuando empieza a sonar La tormenta de arena nadie puede saltar y sostener el móvil al mismo tiempo. Caen globos gigantes de nadie sabe donde, el confeti parece no acabarse nunca en un final que se alarga porque nadie quiere que la fiesta termine. Tras Los amigos que perdí la sala se vacía porque en verdad también nos hemos quedado todos un poco vacíos -recordar duele- y con la Tristeza se encienden todas la luces: es hora de volver a 2018.

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