Lo puro está en la mezcla
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Lo puro está en la mezcla

8 / 10
Miguel Amorós — 24-07-2024
Empresa — Taller de Músics
Fecha — 22 julio, 2024
Sala — Teatre Grec / Barcelona
Fotografía — Cedidas por la organización

Brillante cruce de culturas musical en ese magnífico espacio que es el Teatre Grec de Barcelona. La reunión de diferentes artistas con distintos orígenes y diversos estilos, conformaron un espectáculo único e irrepetible.
Bajo el nombre de Barcelona Mestissa, esta coproducción del Festival Grec junto a TRESC y con la complicidad del Taller de Musics de Barcelona, proponía la revisión y contemporización del concepto de mestizaje mediante una mezcla de artistas que representaran el origen de la auténtica Barcelona construida sobre el pilar y riqueza de la inmigración.

Como base una banda de diez músicos, con Cristina López (La Prenda Roja, etc) como directora, que actuó como soporte de un buen número de invitados que fueron pasando por ese emblemático escenario.
Entró primero la banda y bajo una introducción al piano apareció la menorquina Anna Ferrer para cantar la emotiva “Glosa a Menorca”. Después siguió con “Voldria lo que voldria” acompañada del trío vocal femenino de la banda. Para quien no la conozca Anna mezcla tradición, jazz y vanguardia y formó parte del grupo S'Albaida. De buena fe decimos que su voz tiene unos matices que se asemejan a los de Silvia Pérez Cruz con la que mantiene una excelente relación.

El relevo de ese ambiente íntimo lo tomó Momi Maiga, apasionado músico de Gambia, crecido en Senegal, virtuoso de la kora. Hizo una introducción con el sonido cristalino y mágico de ese instrumento que nos llevó a recordar al recientemente fallecido Toumani Diabaté. Junto a la banda recrearon el inspirador “Mansani”, tema que nació con la idea de mezclar musicalmente la cultura mandinka y el flamenco.
A continuación Cristina López explicó el origen del proyecto destacando que se trataba de “veintidós artistas dialogando, pero sin hablar el mismo idioma”. Y como homenaje a uno de los más grandes rumberos mestizos, hicieron la “Rumba de Barcelona” de Gato Pérez. Eso sí, en una versión revestida de electrónica.
Eso dio paso a Macaco y su delicada “La República de la Tramuntana” que acabó con mensaje claro “ninguna persona es ilegal”. Entró luego en escena su guitarrista Muchacho, que solo con su instrumento montó una exhibición de guitarra rumbera y percusión impresionante y que acabó empalmando con la sugerente “Con la mano levantá”.

Esas condiciones animadas las recogió la todoterreno Queralt Lahoz que fue capaz de unir su acento flamenco (de Santa Coloma de Gramenet), al son cubano en “De la cueva a los olivos”, o a los aires electrónicos de “No me salves”.
Siguiendo la relación con la periferia, llegó el turno del dúo Las Ninyas del Corro. Vienen de Bon Pastor y Sant Adrià del Besòs, barrios que acogieron numerosos inmigrantes de toda la península, con la consiguiente mezcla de culturas. Lo suyo es rap combativo, hip hop de la vieja escuela, estilo popular entre los afroamericanos en los años 60. Más mestizaje aún. Hicieron “Punto de partida” y “Las Meninas” donde dicen: “aunque si no rapeo en catalán los medios no hacen caso, fuck!”, ante el aplauso del público.

Y si la temperatura estaba alta, Niño de Elche, arropado por la banda al completo a las palmas, guitarra y cajón, subió unos grados más al hacer “La Farruca de Vallmitjana”. La palabra “mestizaje” se queda corta para él, es capaz de meterse de cabeza en todos los charcos musicales posibles y salir indemne, como así fue.
Tras el torbellino, la calma deliciosa y rítmica de Nakany Kante. La cantante de Guinea Conakry cantó “Ikanawa” y un tema nuevo, “Égalite”, y siempre que la vemos nos asalta la misma duda, ¿si viviera en otro país, estaría más y mejor reconocida?, porque tiene un carisma y una voz impresionante.

Y casi para acabar, la pareja (creativa) del momento Alizzz (investigador del pop, rock y otros estilos) y Maria Arnal (amante experimentadora de la tradición polifónica y el arte), con el aditivo "Despertar", pero en está ocasión desvestido de electrónica y con arreglos de cuerda.
El cierre lo pusieron de nuevo el trío femenino de la banda junto al resto de invitadas, las “rondaoras”, para improvisar y jugar con sus voces. 
A pesar de la calidad y éxito de una producción tan compleja, una última reflexión: echamos en falta algo más de interacción entre todos los invitados y alguna representación más amplia de las muchas escenas “mestizas” de la ciudad como las latinas, árabes, balcánicas, etc. que también forman parte de esa mezcla de culturas actual.

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