Aquelarre lisérgico
Conciertos / Blackbeard Psych Fest

Aquelarre lisérgico

8 / 10
Fran Martínez y Roberto Silva — 16-09-2018
Empresa — Action Weekend
Fecha — 14 septiembre, 2018
Sala — Black Bird / Santander
Fotografía — Roberto Silva

Sólo en un festival como Blackbeard Psych Fest puedes ver conciertos, comprar discos, acudir a un taller de producción musical y pedirle a un chamán que te lea el futuro. La gente de Mighty Circle Entertaiment y Action Weekend Records unieron fuerzas para ofrecernos una noche de psicodelia y rock en la sala Black Bird de Santander.

El festival fue inaugurado por Amonite. La siempre difícil tarea de abrir la noche (y más cuando la cosa empieza a las siete y media) fue superada con éxito por el cuarteto santanderino. Tomando como punto de partida las bases que dictaron Black Sabbath, dieron un concierto en el que tanto la psicodelia como el stoner fueron los protagonistas. En Amonite, el punto diferencial lo marcan las percusiones y los sonidos que disparan desde la mesa, que, aunque en ocasiones pueden ser algo repetitivos, ayudan a alcanzar mayor intensidad cuando las canciones se ponen contundentes. El viaje lisérgico por el que nos llevaron mientras el aforo se iba llenando, caldeó el ambiente para lo que estaba por venir.

Moikave, esta vez en formato trío, ponían la nota más clásica al festival. Su blues de tintes rockeros sonó como nunca. La banda sigue presentando su disco “La fiebre del oro” y en él se basó su concierto. Aunque también hubo tiempo para revisiones de clásicos básicos (“Whole Lotta Love” y “Black Dog”) y otros más actuales (“Seven Nation Army” y “Lonely Boy”), en las que el vozarrón de David destacó por encima de todo.

La contundencia llegó de la mano de Jamarazza, que mostraron la vertiente más rockera de la noche. Con una base rítmica que asusta y unas guitarras intrincadas que no admiten fallos, nos hicieron mover la cabeza hipnotizados. Su rock psicodélico nos metió en un trance que se antojó demasiado corto cuando, por requerimientos del horario, tuvieron que terminar para dar paso al plato fuerte de la noche.

A Buried Feather la etiqueta de psicodelia se les queda muy corta. Los australianos venían con su nuevo disco “Mind of the Swarm” bajo el brazo. Un álbum en el que dan rienda suelta a sus influencias, que van del rock espacial de Spacemen 3, al garage, pasando por el rock más primario de bandas como Metz. En directo, potencia e intensidad se multiplican, y canciones como “Dust” o “Regular Creep” suponen un auténtico viaje. Bajos hipnóticos, baterías que a veces rozan el kraut, voces enterradas en reverb, y riffs en los que el wah wah y el fuzz mandan… El trío tocó un tema tras otro casi sin respiro en un concierto que, a pesar de los bises, también se nos hizo corto.

Tras los conciertos, sorteo de vinilos y pinchada psicodélica para los que aún tuviesen ganas de fiesta. ¿Se puede pedir más?

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