Koko quiere ser buena
Comics / Jen Wang

Koko quiere ser buena

7 / 10
Laura Madrona — 27-07-2023
Empresa — Sapristi

Jen Wang, escritora y dibujante afincada en Los Ángeles, se granjeó el cariño de crítica y público con “El príncipe y la modista” (Sapristi, 18), un inspirador relato que celebraba lo queer a través de la subversión de los tradicionales cuentos de hadas. Con “Destellos” (Sapristi, 20), su obra posterior, demostró que ese éxito no había sido fruto de la casualidad, sino de un enorme talento para conjurar historias para un público joven con un trasfondo maduro y profundo capaz de encandilar también a los lectores adultos. El sello Sapristi ha sido el responsable, con muchísimo acierto, de acercarnos el excelente trabajo de esta autora. Y este año toca recuperar su obra debut, “Koko quiere ser buena”.

¿Ser bueno es hacer lo “correcto”? ¿Es hacer lo que socialmente se espera de nosotros? ¿Debemos cambiar quienes somos para encajar? Wang plantea estas preguntas y para reflexionar sobre ellas nos pone delante a tres personajes, Jon, Koko y Faron, que se encuentran en una encrucijada vital y cuyos destinos irán entrecruzándose a lo largo de la historia mientras intentan desembrollar ese lío existencial en el que se han metido.

Wang ya era una buenísima narradora hace trece años, eso es innegable. Domina el ritmo del relato con soltura, e incluso facilidad, imprimiendo a las páginas un pulso casi frenético, sobre todo en los momentos en los que aparece Koko, ese torbellino que se ha propuesto hacer el bien pero que sólo consigue poner patas arriba la vida de los que la rodean. Pero al contrario que con sus novelas gráficas posteriores, “Koko quiere ser buena” es una obra en la que sus elementos no acaban de empastar, en la que cuesta entrar en ciertos momentos y en la que, y ese es un aspecto que he echado de menos, en la que no he acabado de empatizar con los personajes. En cierto modo, se podría considerar su obra más “adulta” e introspectiva, que trata el drama de los personajes de una manera mucho más frontal, pero menos imaginativa. Su sobriedad cromática de grises y ocres, que dan cuenta de la anodina vida de los personajes, contribuye en gran medida a que percibamos “Koko quiere ser buena” como una obra más seria, aunque curiosamente transmite menos madurez y sensibilidad que sus otros títulos, pensados precisamente para un público más juvenil.

Todos los inicios no tienen por qué ser necesariamente sobresalientes. “Koko quiere ser buena” es una obra correcta, pero le falta ese punch que Wang consiguió con sus trabajos posteriores. No obstante, es un título con el que el fandom de Wang disfrutará igualmente, sobre todo con la alocada e impredecible Koko. Ahí está plantada ya la semilla de esos personajes que no se conforman y que pelean por encontrar y reclamar su lugar en el mundo. Y, sobre todo, ahí se advierte ya la ambición de Wang como narradora y dibujante, en busca de esa voz y ese estilo que la certifican como una de las autoras del momento.

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