Precioso volumen no solo recomendable para adultos sino para leerse también
acompañado por niños. Y es que Bef se ha marcado aquí una soberana novela
gráfica sobre un tema tan complejo como el autismo. De hecho, los dibujos
amables y el texto no son más que una vía para comprender a esos niños y
niñas con capacidades diferentes, pero no por ellos menos especiales que los
demás. El autor lo sabe de primera mano, y es que esta obra está dedicada a
su hija María, que padece esa condición. Por ello lo estructura todo en dos
voces, la que sale de sí mismo y la de su propia hija, que muchas veces no
llega a comprender, cosa que le supone un esfuerzo diario que acabará
recompensándole enormemente. Y no es el único. Él y su ex esposa Rebeca,
la otra coprotagonista del cómic, son solo una pequeña muestra de los padres
que padecen al lado de un niño o niña con una afección que afecta al 1% de la
población mundial. Algo que no es fácil. No en vano Bef ha tardado siete años
en poder enfrentarse a realizar una obra de tamaña magnitud. Tiempo bien
invertido, porque de sus páginas se desprende una comprensión –nunca total–
y una dulzura que probablemente requiere mucho tiempo de entrenamiento.
Brillante en su narrativa, esta novela gráfica sirve también para romper unos
cuantos tabúes y de paso que muchos se acerquen a una situación que se
tiende a creer más lejos de lo que en realidad la tenemos.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.