From Hell (edición a color)

Cuando terminó de publicarse serializada en 1998, la obra de Alan Moore y Eddie Campbell fue unánimemente elogiada como cumbre de la novela gráfica. Ganó los premios más importantes, y ahí sigue en el Olimpo de esta difícil forma de arte. Minuciosa reconstrucción de la muy discutida teoría del escritor Stephen Knight sobre la identidad del escurridizo asesino de prostitutas de Whitechapel (bautizado por la prensa sensacionalista, en una serie de cartas falsas, como Jack el Destripador), “From Hell” era profundamente inquietante, densa y, perdón por la palabra, adulta.

El trazo expresionista de Campbell y el intrincado guion de Moore funcionaban en plena simbiosis. Y el solemne blanco y negro parecía el tono más apropiado para contar la negrísima conspiración que se nos proponía: una conjura urdida desde las más altas esferas para acabar con la vida de unas prostitutas que conocen un oscuro secreto que afecta a la Corona, y a cuyos instigadores se les va de las manos. En “From Hell” no caben las trampas argumentales: el lector sabe muy al inicio quién es el asesino, al asistir a sus macabras correrías por los bajos fondos de Londres, lo cual de algún modo le hace ser testigo cómplice y fascinado de las dementes justificaciones que guían su bisturí. Pocas obras de ficción se han acercado tanto a la mente del monstruo.

Casi un cuarto de siglo después de que terminara de publicarse, Campbell ha revisitado su obra añadiéndole color. Lo que podría parecer una herejía a ojos de los puristas (como cuando se puso de moda colorear clásicos de Hollywood en blanco y negro), resulta que funciona primorosamente. No sólo la exquisita paleta que usa Campbell es discreta, sino que el Londres victoriano tenebroso de las conjuras masónicas, la pobreza rampante y el ocultismo siniestro se hace más vivo con los toques impresionistas de color. Y el intrincado argumento propuesto por Moore, con sus decenas de referencias históricas y sobre el mundo arcano del secretismo y las religiones, llega mejor, así como su reflexión sobre el mal que se superpone en el tiempo: el terrible siglo XX quedaba a la vuelta de la esquina.

Los catorce capítulos, el epílogo y los dos apéndices se acompañan con extensas notas que contextualizan unos asesinatos acaecidos en el otoño de 1888, y sobre los que se han escrito ríos de tinta en decenas de ensayos, teorías y aproximaciones más o menos peregrinas (la última atribuye los crímenes a un barbero polaco), que el apéndice II recoge al extremo de incluir al propio Alan Moore como otro de los obsesionados por un caso que nunca se acabó de resolver. “From Hell” no hace sino dramatizar la hipótesis más dramática y sugerente, llevándonos al filo del abismo en capítulos que cortan la respiración como el de la larga conversación de William Gull con su cochero y cómplice; o el que narra con vigor insoportable el ensañamiento truculento en el cadáver de la última víctima Mary Jeanette Kelly, con el rojo de la sangre salpicando las páginas. ¿Cómo explicar algo así? Más que respuestas, los autores lanzan preguntas y más preguntas, que complican la figura del enigma como en el diabólico fractal que aparece en una de las viñetas.

En la era de las series interminables hechas con todos los recursos necesarios, produce melancolía que nadie adapte con toda su fuerza y complejidad una novela gráfica que debe contentarse con la discreta película de 2001 en la que la trama se rebajaba a convenciones hollywoodienses. Esta nueva edición coloreada es el recordatorio de la potencia visual y de fondo que tiene el original: la tragedia de las cinco mujeres humildes (una de ellas asesinada, según la hipótesis del cómic, por “error”) y del lunático enloquecido cirujano (según la teoría que sigue Moore) que se cebó en sus maltrechos cuerpos en el barrio de Whitechapel. Quizás el viaje al corazón de las tinieblas que nos proponen dibujante y guionista sea demasiado crudo como para que se invierta lo necesario en hacer justicia a esta obra mayor de la ficción contemporánea.