Aprendiz de cuervo (Volumen uno)
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Aprendiz de cuervo (Volumen uno)

6 / 10
José Martínez Ros — 24-09-2024
Empresa — ECC

Danide (1981) es veterano ilustrador barcelonés que se ha encargado del dibujo de obras como “Serie B” (2015), con Raúl Deamo a cargo del guion, y “Máculas”, unto a Jordi Pastor. También realizó una tira para “El Jueves”, “Exsolteros”, con Xavi Morato. Pero, sobre todo, es conocido por los lectores de cómics españoles por sus trabajos en colaboración con Marcos Prior: “Fagocitosis” (2011) y “Potlatch” (2013). Ahora se ha atrevido a presentar una obra, este “Aprendiz de cuervo” como autor completo. Se trata del primer volumen de tres y es toda una exhibición de un narrador enormemente ambicioso.

“Aprendiz de cuervo” nos sitúa en un tiempo indeterminado (tal vez un futuro distópico). Nos hallamos en un extraño bosque, rodeado por una valla electrificada. Este es el hogar de una serie de criaturas con cuerpo humano y cabeza de animal que parecen haber sido creados por una suerte de réplica del Dr. Moreau de H. G. Wells, alguien que se hace llamar el “Hombre Dios”. Las criaturas del “Hombre Dios” están divididas en una serie de castas: así “hormiga” cuida de las cosechas; “Castor” es el ingeniero; las “serpientes” ejercen como médicos; las “gatas” parecen cumplir funciones sexuales; el “zorro” va y viene llevando mensajes; y “el ciervo” es el portavoz y, en cierto modo, el segundo al mando.

Nuestro protagonista es un joven “cuervo” cuya misión es tan específica y desconcertante que conviene que no la desvelemos. Hay una serie de normas inquebrantables y tabús que rigen esta pequeña sociedad que existe en un total aislamiento del mundo exterior al bosque (como en la famosa película de M. Night Shyamalan), que se difunden a través de canciones amenazadoras y eslóganes. Su vida, igual que la del resto de estas criaturas, es rutinaria y taciturna; algo que se remarca en este tomo por la casi total ausencia de diálogos. Sin embargo, hay dos pequeños atisbos de sentimientos individuales que parecen empujarlo a la rebeldía: por un lado, un atisbo de deseo hacia una de las “gatas”; por el otro, la creciente curiosidad que siente hacia lo que hay más allá de la valla.

Lo mejor de “Aprendiz de cuervo” es la parte gráfica: a base de blancos, negros y grises, con puntuales estallidos de color, Danide crea un escenario inquietante y opresivo. Su trazo, el ritmo, así como el diseño de los personajes, son los ideales para sumergirnos en un ambiente de pesadilla, aunque quizás abuse de ciertos efectos digitales para crear momentos de confusión e imágenes impactantes. Lo que despierta más dudas es la historia en sí. Después de un centenar de páginas, hemos llegado a atisbar los engranajes internos de ese mundo. Tenemos un protagonista. Pero el desarrollo narrativo es bastante escaso. Quizás, cuando esté completado, la obra de Danide esté a la altura de sus elevadas ambiciones; de momento, sólo es una incógnita.

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