Tres
Cine - Series / Juanjo Giménez

Tres

7 / 10
J. Picatoste Verdejo. — 05-11-2021
Empresa — Frida Films
Fotografía — Archivo

Ganador de la Palma de Oro al mejor cortometraje del Festival de Cannes 2016 por “Timecode”, nominado también al Oscar, el veterano director barcelonés Juanjo Giménez confirma en su segundo largometraje –han pasado dos décadas desde su primera aventura larga, “Nos hacemos falta” (2001)– su vocación de investigador de los recursos expresivos cinematográficos que ya había apuntado en el corto mencionado con la incorporación de la danza como elemento narrativo. En “Tres”, enigmático título como enigmático es el nombre de su protagonista (C.), se fija en una reservada y fría diseñadora de sonido, una precisa Marta Nieto, que acusa una dolencia paradójica para su profesión: percibe la realidad fuera de sincronía, cada vez más pronunciada, lo que le causa distorsiones en su vida profesional y personal. Oye la realidad segundos y minutos después de que haya sucedido.

La premisa es original y fascinante, y más al desarrollarse a partir del propio proceso creativo cinematográfico: el cine que, el flautista de Hamelín, arrastra al espectador. Así, vemos a C trabajar en un film ante una pantalla, crear sus sonidos de modo artesanal y ajustarlos a imagen. La pura creación. Por otra parte y bajo la apariencia de drama, “Tres” naturaliza los elementos fantásticos del mismo modo que lo hace Woody Allen en muchas de sus comedias: cuesta pensar en la obra como una cinta del género a causa de la apelación a la realidad cotidiana y a los dramas personales de la protagonista, además de la falta de espectacularidad formal, ya sea en la fotografía o en el propio sonido, parcela en la que prefiere el ingenio al estruendo. Y, sin embargo, en “Tres” subyace una deconstrucción del cine de superhéroes, con gran importancia del papel de la mujer en un género tradicionalmente masculino.

Sabemos poco de la protagonista, ni siquiera su nombre. Se titula “Tres”, pero se podría haber llamado C. Los orígenes. Tiene un superpoder que ha de aprender a dominar y un enigma propio que ha de conocer; y si Peter Parker y Clark Kent tenían familiares que aportaban información al respecto, aquí C. tiene a su madre (la maternidad es un tema importante en la película). Con poco más, “Tres” sería valida como la primera entrega de una saga fantástica de tono realista.

El concepto general es atractivo, pero tan sofisticado que lleva a la confusión. La sensación es que el director se ha enamorado de su idea y se ha embriagado de ella. Ha querido explorarla en todas sus ramificaciones (incluso en un ocurrente pasaje propio de una comedia romántica en que la protagonista es orientada por su amante a través del rastro dejado por la voz del hombre) y equivoca los ritmos. Se entretiene en el drama personal y acelera en la faceta fantástica, lo que provoca que la ligazón no sea orgánica. Hasta en eso sería una cinta de superhéroes especial: con las películas de Marvel llegando a las tres horas, “Tres” se contenta con no alcanzar ni dos.

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