DEVS
Cine - Series / Alex Garland

DEVS

6 / 10
Luis M. Maínez — 21-05-2020
Empresa — FX Productions / Scott Rudin Productions para HBO
Fotografía — Archivo

Alex Garland vuelve a filmar una pieza en la que su brillantez vuelve a vencer su irregularidad, probablemente derivada de su ambición. “DEVS” es una serie que, en sus primeros episodios, parece que reúne todas las cualidades para ser una obra maestra de la ciencia ficción contemporánea pero que, en su recta final, se estrella como el Columbia por ciertos errores.

Sergei se despierta una mañana con su novia Lily a su lado. Trabajan juntos en Amaya, una compañía tecnológica que hace de primo de Zumosol de Apple o Google después de haberse hecho con el monopolio tecnológico. Sergei tiene una presentación importante con Forest, el jefe de la compañía, y Katie, su segunda, sobre Inteligencia Artificial. Es un éxito. Tanto que le concede la posibilidad de conseguir un puesto en DEVS, una división secreta de Amaya de la que nadie sabe nada excepto quien colabora en ella.

A partir de ahí, Alex Garland, que siempre brilla intermitente e inquietante en todo lo que filma, consigue forjar una joya audiovisual que peca de defecto en el clímax de la trama. El director estadounidense puede presumir de haber logrado una preciosa miniserie casi perfecta que, por el deseo de apuntar demasiado alto, acaba con sus esfuerzos disminuidos, convertidos en un puzzle a medio hacer.

Alex Garland, un director enorme, un gran conocedor de la ciencia ficción y, por lo tanto, buen lector de nuestra realidad, peca en el momento crucial de “DEVS”. A veces no nos damos cuenta de que un director no es solo alguien con talento para crear buenas historias y para lo visual, sino que debe ser consciente de hasta dónde llegan sus buenas ideas. En este caso, Garland, a pesar del impresionante esfuerzo interpretativo de los actores y actrices (un acierto de casting brutal) que se lucen y exhiben un nivel altísimo en los ocho capítulos, no consiguen que las escenas claves de “DEVS” sean creíbles. No solo eso, sino que llegan a ser hasta ridículas. El determinismo que se transpira por parte de Forest y Katie, “los magnates tecnológicos se creen mesías”, en la parte final de “DEVS” no logra traspasar la pantalla. No llega a ser creíble. Uno acaba pensando que lo que dicen los personajes es, en el peor sentido de la palabra, un guion. Además, Alex Garland cae en la tentación (por otro lado muy extendida en las series a día de hoy) de despreocuparse de la coherencia de la trama durante los primeros capítulos para resolver todos los huecos vacíos en un quinto capítulo lleno de flashbacks. “Perdidos” no se hizo para eso.

Aún así, “DEVS” brilla por su ambición y por el buen hacer estético de Garland que, sin lugar a dudas, es uno de los referentes de la ciencia ficción audiovisual a día de hoy. A su carrera como novelista de culto y guionista hay que sumarle la dirección de “Ex-machina” y “Aniquilación”. Conoce todos los trucos del género y, casi siempre consigue atrapar al espectador de una forma u otra. Porque lo que sí es “DEVS” es serie inteligentísima y valiente que, lamentablemente, falla cuando más le convenía acertar, pero, que, por su impecable fractura y incuestionable inteligencia, merece ser vista y debatida. Como toda gran obra.

 

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