Desde dentro
Cine - Series / Steven Moffat Y Paul McGuigan

Desde dentro

6 / 10
Fran González — 10-11-2022
Empresa — Netflix
Fotografía — Cartel de la serie

El gigante del streaming por excelencia continúa confiando en el formato de las miniseries para sus nuevos contenidos, esta vez de la mano de “Desde dentro”, la última creación de Steven Moffat y Paul McGuigan (conocidos por haber trabajado juntos ya para otros destacados títulos de la ficción británica, como “Drácula” o “Sherlock”). Una secuencia de inicio grotesca en un vagón de tren nos sirve como puerta de entrada para que conozcamos a Beth Davenport (Lydia West), una periodista de investigación con olfato afilado que busca probarse a sí misma siempre a la caza del mejor testimonio. No muy lejos de allí, se abre camino el carismático vicario Harry Watling (encarnado por el siempre histriónico David Tennant), un hombre de fe atípico, divertido y deslenguado a priori, que con cercanía y dosis de humor negro difunde la palabra. Y finalmente, muy lejos de las nubladas afueras londinenses, conoceremos a un preso, enigmático y estoico, llamado Jefferson Grieff (Stanley Tucci), quien con exquisitas dotes criminólogas es capaz de convencernos de cualquier cosa y de que compremos su discurso sin prejuicio alguno sobre sus actos pretéritos.

Tres cabos sueltos del todo dispares entre sí pero unidos por Janice Fife (Dolly Wells), una profesora particular de matemáticas que se ve envuelta en una cadena de protecciones mutuas y secretos, y cuyo rol termina siendo el nexo de unión entre los pilares principales de este thriller de exagerados malentendidos. Quizás signifique situar en el prosaico barro esta encrucijada en la que se acaba zambullendo el vicario Harry pero, ¿no salta a la vista que la trama se podría haberse resuelto de una manera menos rocambolesca? Claro que, sin ese encanto del equívoco, no tendríamos ante nosotros el puro nervio característico de Tennant, a quien una mala gestión de los acontecimientos le hará sentir que la situación se le escapa asfixiantemente de las manos escena tras escena –con la impaciencia que ello genera en el espectador–, hasta verse metido hasta las rodillas en un lodazal de problemas de lo más turbios.

Por su parte, y casi como si estuviéramos viendo una serie del todo paralela, Mr. Grieff nos abrirá las puertas de su celda con esa cálida y triste sonrisa, a juego con el destino que le espera en el corredor de la muerte, confirmándonos que protagoniza el arco más rescatable de la trama y haciéndonos partícipes de ese espectáculo revelador que es verle trabajar en diferentes casos (y, de paso, revelarnos los motivos reales que le llevaron a estar donde está). No obstante, y a pesar de que el sorprendente desarrollo de otros personajes menos lucidos a priori termine entregándonos momentos de auténtica inteligencia maquiavélica (tal y como serán los múltiples intentos de supervivencia de la propia Janice a partir de diversos mindgames), habrá algo en los excesivos giros de guión del argumento que hagan que, a pesar de su breve duración (tan solo cuatro episodios) sus retorcidos ambages jueguen con la paciencia del más pintado y sobrepasen lo inverosímil hasta terminar cayendo en lo desesperante.

 

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