Caleidoscopio
Cine - Series / Eric García

Caleidoscopio

7 / 10
Luis M. Maínez — 29-01-2023
Empresa — Netflix
Fotografía — Cartel de la serie

Hace poco salió en El Español una noticia sobre el futuro de Netflix. Bela Bajaria, su directora Global de Televisión, cree que la serie perfecta para la compañía de la N roja debería ser “como una cheeseburger gourmet”. El boom de las smashed burgers en los últimos tiempos, capitaneado por VICIO y su marketing viral es una buena manera de saber qué es lo que busca Netflix. Bocados ricos y adictivos, no demasiado elaborados; divertidos, pero no memorables; sostenidos y expandidos a todas las capas de la sociedad, a todas las partes del globo, con campañas de comunicación inteligentes y masivas. De VICIO se ha hablado más de su anuncio junto a Jessica Goicoechea que del sabor de sus hamburguesas. Netflix jugó en la misma liga cuando desembarcó en España. La campaña de “Blanca Navidad” con “Narcos” es solo un ejemplo.

Con el tiempo, el factor disruptivo de Netflix se diluyó. Sus series más memorables, como “The Crown”, comenzaron su andadura en los tiempos dorados de la plataforma de streaming, hace ya varios años. Al mismo tiempo, el abandono progresivo de la compra de derechos de cine de calidad y la apuesta por el contenido propio ha depositado el éxito de la compañía en su propio talento y, afortunadamente, todavía hay cosas que el dinero no puede comprar. Netflix se ha convertido en un accesorio en todos los hogares, sí, pero donde, demasiado a menudo, no encontramos nada reseñable más allá del cargo en la cuenta. Su competición no es tanto cualitativa, como cuantitativa. La mayoría de las ocasiones, sobre todo en su división española, el contenido de Netflix es facilón. El peligro de jugar a ser una hamburguesa es que la línea entre la excelencia y la vulgaridad es muy fina.

En esas, Netflix estrena “Caleidoscopio”, una serie del novelista Eric García, y se convierte en una de las propuestas más originales de los últimos tiempos en la ficción televisada. El milagro de la resurrección, una vez más. “Caleidoscopio” es una historia de atracadores, más parecida a “Ocean’s Eleven” que a “La Casa de Papel”, con un elenco solvente en el que destaca la presencia de una Paz Vega que también parece haber obrado el milagro de la resurrección, y de Giancarlo Espósito (“Breaking Bad”). La factura visual es notable y efectiva dentro de la homogeneización que sufren las series de Netflix debido a su manera de concebir la filmación digital. Así, y a bordo de una escritura carismática de García, “Caleidoscopio” se come con patatas a la mayoría del contenido original de la plataforma, pero la serie va más allá.

En un alarde de la originalidad que se le presuponía a la plataforma, la serie resulta realmente innovadora gracias a su manejo del tiempo. “Caleidoscopio” organiza los ocho episodios de forma aleatoria para cada usuario y les otorga un color, no un número, liberando al espectador por unas horas de la maldición del tiempo lineal. La serie siempre comienza por el episodio “Negro” y termina por el “Blanco”, pero los espectadores podemos elegir el orden de los demás realmente a la carta. El ejercicio de narración de Eric García y su equipo de guionistas es brillante. Su concepción del tiempo como elemento clave en la ficción posmoderna cumple con todas las de la ley, y la historia, sencilla, realmente crece y se convierte en un hito de las nuevas narrativas gracias a su ejecución formal. Si hablamos de los aspectos artísticos, “Caleidoscopio” tiene todo para convertirse en una sensación.

Es especialmente interesante la mirada sobre la catarsis en “Caleidoscopio”. En las más de 40.000 combinaciones de colores que ofrece la serie, el momento cumbre llega con un capítulo, con una peripecia, con un golpe de efecto, diferente. El desenlace se desencadena con una cosmovisión similar en todos los casos, pero, a diferencia de las matemáticas escolares, el orden de los factores altera el producto. “Caleidoscopio” supone un hallazgo increíble que bien merece la pena el visionado. Sobria, efectiva, sólida, con tiempo para ser vistosa. Decíamos que cumple con los requisitos para convertirse en una de sensaciones –que no una de las series– del año, pero, paradójicamente, el gran público no la conoce. Si Netflix hubiera seguido el camino que marcó en su momento, el que presume como objetivo a día de hoy, el de una hamburguesa gourmet, hubiera sido objeto de conversación en todo el mundo. “¿Con qué color empezaste? ¿Has visto ya el episodio Azul? ¿Cuándo te enteraste de que pasa esto o aquello?” El fenómeno de “Caleidoscopio” podría haber sido magnífico. El abandono del espíritu transgresor y creativo de la plataforma de streaming ha perjudicado a una de las propuestas más originales que han visto la luz en los últimos tiempos. Precisamente a una de esas que funcionan cuando se crea expectación alrededor; lo suficientemente buena para merecer una campaña de promo pero no lo suficiente como para poder prescindir de ella. “Caleidoscopio” tiene pinta de pasar como una más, divertida pero no memorable, cuando sí que podría serlo. La forma de contar las cosas –lo saben los creadores de la serie– lo puede ser todo. Parece que a Netflix se le ha olvidado.

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