Baltimore
Cine - SeriesJoe Lawlor Y Christine Molloy

Baltimore

6 / 10
José Martínez Ros — 13-06-2025
Empresa — Bankside Films
Fotografía — Cartel de la película

Cada cual tendrá su opinión acerca de los motivos y responsabilidades de las distintas facciones en el conflicto de Irlanda del Norte, The Troubles, que se cerró afortunadamente con los Acuerdos de Viernes Santo de 1998. Lo que es innegable es que lo único positivo que tuvieron unas décadas marcadas por los atentados terroristas de los paramilitares protestantes y del IRA, y las discutidas actividades del ejército británico, es que dejaron un gran legado artístico. Si nos centramos en el cine, hay muchas películas que reconstruyen con gran brillantez esos años terribles: de clásicos como “Michael Collins”, “El viento que agita la cebada”, “Juego de lágrimas” o “En el nombre del padre” a las más recientes “71” (14) o “Belfast” (21). “Baltimore” no llega al nivel de las citadas, pero es una convincente mezcla de biopic y thriller que nos descubre a un personaje complejo y extraordinario, absolutamente desconocido más allá de las islas británicas.

La Baltimore del título no es la ciudad de la Costa Este de Estados Unidos, el célebre escenario de “The Wire” de David Simon (y del maravilloso cómic “Balas perdidas” de David Lapham). La de esta película es una pequeña aldea irlandesa del condado de Cook en la que se ocultó un comando del IRA en la primavera de 1973. Tenían buenas razones para esconderse, porque acababan de cometer un robo de obras de arte que había saltado a los titulares de la prensa de todo el planeta. Uno de sus miembros era una joven llamada Rose Dugdale. Esta no sólo no era irlandesa, sino que había nacido en el seno de una riquísima y aristocrática familia británica.

Como tal, recibió una refinada educación, que incluyó esos típicos internados británicos para la clase alta y estudiar filosofía en Oxford. Dugnale se politizó en los sesenta, hasta el punto que se transformó en justo lo contrario de lo que era previsible, teniendo en cuenta sus antecedentes. Primero militó en movimientos de izquierdas, lo cual ya alarmó a sus progenitores. Lo que nadie podría haberse imaginado es que su siguiente paso fue integrarse en el IRA para luchar contra la ocupación británica de Irlanda del Norte. Como tal, fue el cerebro del asalto a Russborough House, la mansión de Sir Alfred Beit, con el objetivo de hacerse con su colección de arte, una de las más importantes del mundo, que incluía lienzos de Goya, Rubens y Vermeer, los cuales pensaba canjear por la liberación de cuatro presos de la organización terrorista.

Los dos directores, Joe Lawlor y Christine Molloy, hacen un buen trabajo combinando en un metraje ajustado una clásica “película de atracos”, las consecuencias del robo y una serie de flashback que nos relatan la asombrosa trayectoria de nuestra protagonista. Pero “Baltimore” es, ante todo, el show de la actriz que la encarna: Imogen Poots. Esta ya había destacado en cintas como “El padre” (20) y “Green Room” (15), pero aquí realiza una interpretación tan intensa y feroz que nos convence que un personaje tan fuera de lo común como Rose Dugnale pudo existir en realidad. Y también se convierte en el principal motivo para ver esta película, más allá de los interesados en el oscuro periodo de la historia de Irlanda y Gran Bretaña en el que se sitúa.

 

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