Tener una discográfica en 2017 (I)
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Tener una discográfica en 2017 (I)

Manuel Jubera — 08-02-2017
Fotografía — Mariano Regidor

En un momento, el actual, en el que la industria musical se encuentra en pleno proceso de reinvención la labor de los pequeños sellos, esos conocidos como “independientes", resulta más necesaria que nunca. Pero ¿cuál es su sentido? ¿Cuál es su labor? ¿Qué pasos son necesarios para montar tu propio sello? ¿Cómo hacer frente a un futuro copado por las grandes compañías? Son algunas de las cuestiones que se plantean bajo estas líneas. En esta primera entrega de hoy (habrá una segunda con los responsables de Popstock! y Music As Usual) charlamos con Albert Guàrdia (también en Nueva Vulcano) y Luis Fernández (Juventud Juché, Los Punsetes), fundadores de La Castanya! y Sonido Muchacho, dos de los sellos independientes más jóvenes y punteros del país.


¿Qué es un sello independiente?
(Albert)
Es un sello…
(Luis) En el que te gastas la pasta de tu bolsillo.
(Albert) En el que no dependes absolutamente de nadie y eres tú el que lo tiene que hacer rodar. Ahora bien, por independiente pueden entenderse muchas más cosas. Hace un momento estábamos hablando de distribución, de multinacionales, etc., y eso es algo que se ha de tener en cuenta. Supongo que si en los 90 un sello independiente entraba en esos circuitos se convertiría en algo diferente. Hoy en día, como todo es tan precario, creo que estamos destinados a la independencia. A no ser que alguien te vaya a comprar… pero eso ya no sucede. Creo que el término “independiente” ha quedado un poco anticuado.
(Luis)
Lo que hace realmente independiente a un sello es que no te da un sueldo, no tienes una nómina. Supongo que la gente que trabaja en una discográfica depende de una nómina. En un sello independiente eres tú el que está gestionando tus propios recursos. Eso es lo que traza la línea.
(Albert)
También supongo que en otra época eran sellos que iban por otros caminos distintos a los que seguían las multinacionales. Lo que ya no sé es si realmente los sellos independientes clásicos que siguen funcionando, como podrían ser Matador o Sub Pop, han sido comprados por multinacionales. Supongo que no, pero sin embargo sí creo que funcionan como multinacionales. Empezaron por la línea independiente y más tarde empezaron a crecer. Evidentemente, lo que sí imagino es que esto entraña un riesgo en el catálogo, en la libertad que se les concede a los grupos a la hora de hacer y deshacer.
(Luis)
Seguramente la independencia sea eso, lo genuino de tu catálogo, que dependa de tu gusto propio y no de los gustos del consumidor. Esto implica que no debes entender al consumidor como un ente que define lo que tú generas, sino que publiques lo que te gusta.

¿Cómo un día surge la idea de crear un sello discográfico?
(Albert)
En mi caso empecé con mi hermano y fue surgiendo. Al principio alguien te preguntaba por un grupo y le aconsejabas… Poco a poco mi hermano acabó teniendo conexión con gente de EEUU y, bueno, te das cuenta que empiezas a ser un punto de enlace con alguien de fuera. Esto derivó en que veíamos grupos de los que las discográficas independientes de Barcelona no se ocupaban, ante lo que dijimos: “Hostia, pues molaría sacarlos nosotros. Molaría empezar a tener un catálogo…”. Sin pensar tampoco demasiado en si habría un siguiente, sin tener un plan. Ese primer disco de La Castanya fue el de Furguson.

“Lo que hace realmente independiente a un sello es que no te proporciona un sueldo, no tienes una nómina”

¿Hay un momento propicio para arrancar una historia de este tipo?
(Luis)
Supongo que históricamente éste es el momento menos ideal, pero eso no quiere decir que en cierto modo también sea un buen momento. Por ejemplo, Sonido Muchacho surgió como una idea de dos colegas de Facultad. Y la verdad es que tuvimos muy fácil el acceso a las fábricas de vinilos. Esto hace diez, quince, veinte años no era tan fácil. Ahora es sencillo meterte en internet y buscar “fábricas de siete pulgadas”. Así que es un buen momento para nosotros ya que es muy fácil montarlo, pero también complicado, porque no se venden discos y la gente ya no necesita el formato físico que, al final, es lo que sustenta sellos como estos.
(Albert)
Si tú tienes ganas de hacer esto... lo haces. En el setenta y tantos, cuando un tío de Manchester fundaba su sello también lo hacía por razones personales, porque necesitaba sacar sus propios discos. Yo me autoedité el Juego entrópico de Nueva Vulcano compartido con BCore. Recuerdo que era un momento en que no se hacía vinilo. De hecho fui yo quien puso la pasta para hacerlo en vinilo y al final el vinilo ha vuelto ¿no? Todos los dosmiles son un poco confusos... Ahora la gente tiene un poco más claro lo que tiene que hacer como sello: si haces físico antes vinilo que CD, y al digital te irás seguro. Esto hace ocho años no estaba tan claro. Por eso quizá era un momento más complejo.

¿Qué fondos necesitas para poner en marcha un sello independiente?
(Albert)
Lo que cueste la edición. En mi caso fueron seiscientos euros, que era la mitad de la edición de trecientas copias de un vinilo. Eso lo recuperas vendiendo el disco.
(Luis)
Nosotros igual. Entre dos personas publicamos un single de siete pulgadas, y nos costó seiscientos euros a cada uno. Claro que luego entran factores que en un principio no tienes en cuenta.

¿A qué te refieres?
(Luis) 
A medida que el sello empieza a crecer te vas dando cuenta de que igual tienes que empezar a trabajar con distribuidoras que tienen un porcentaje, pagar autores, etc. Al principio es muy informal, lo sacas y lo vendes de la forma más cercana.

¿Cuánto tardasteis en constituir la empresa?
(Albert) Mogollón. Empezamos en el 2008, pasaron dos años sin hacer nada, y quizá hasta 2011 no pensamos en constituir una empresa. Primero todo es muy informal y seguramente no es la mejor manera de hacerlo, pero es lo que pasa cuando aprendes de una manera tan autodidacta. Tendrás amigos que te van a contar cosas, conocerás sellos que te van a ayudar, pero tú eres muy informal. Por ejemplo, la distribución digital del primer disco de Furguson la hizo Jordi de BCore, porque nadie quería darnos el servicio por tener un disco en una distribuidora digital. Para conseguir todo eso necesitas ir generando catálogo y trabajando de manera visceral y poco formal. Lo que ocurre es que la formalidad se acaba imponiendo a medida que vas creciendo
(Luis) Hay un proceso de aprendizaje y está muy bien que lo vivas por tu cuenta. Es decir, no montes un sello discográfico e inmediatamente pienses en hacer la empresa. Lo normal es sacar la primera edición y, poco a poco, ir aprendiendo los pasos, los tiempos.

¿Consideras que hay algún a priori?
(Albert)
Que un grupo te emocione o te diga algo, eso es lo que enciende la mecha de todo. Pensar que hay algo que tienes que enseñar al mundo.

¿Y algún principio irrenunciable?
(Luis)
A lo que no se puede renunciar jamás es a las ganas de sacar un disco. Cada vez que sacas un disco tiene que ser como el primero. Tienes que hacer el trabajo de promoción, emocionarte con el disco, involucrarte con el grupo... En resumidas cuentas, creértelo. Cuando te crees todos los discos que sacas es cuando al final el sello tira para adelante. Si no pones las mismas ganas en el primero que en el último la cosa empieza a ir cuesta abajo. Se nota mucho cuando a un sello le flaquean las fuerzas.
(Albert)
Es verdad. Yo por ejemplo llevo en el móvil los discos que voy a sacar, y me voy emocionando con ellos. También creo que mola ponerse en la parte de la producción, empezar a pensar quién puede diseñarlo, etc. Todo eso es un proceso bonito, interno, emocionante, y si no te emociona eso se desmonta un poco el castillito… Eso la gente también lo nota.
(Luis)
Es una carrera de fondo en la que hay que tener los tiempos muy claros.

“Hay un proceso de aprendizaje y está muy bien que lo vivas por tu cuenta. No montes un sello e inmediatamente pienses en hacer la empresa”

Habladme de esos tiempos...
(Albert)
Desde que me dan el máster hasta seis meses después no se puede publicar. Los grupos tienden a querer sacar el disco recién grabado, inmediatamente, pero hay que tener en cuenta los procesos que decíamos, además de la fabricación. Porque desde el 2014 las multinacionales decidieron empezar a trabajar con el vinilo a piñón y eso se ha notado mucho, ya que en Europa hay sólo una fábrica. Así que si los tiempos antes eran de tres meses, ahora se pueden alargar. A eso se le suma el problema de que pueda salir un vinilo defectuoso y haya que volver a enviarlo a fábrica.
(Luis)
La experiencia te da el saber cuándo sacar el disco. Ese es el problema básico con el grupo, ellos te dan el disco y tiene que salir ya. Algo imposible, porque están los tres meses de fabricación, saber dónde sacarlo, pensar la estrategia de promoción... Es decir, cuándo sacas un vídeo, cuándo sacas un single, cuándo intentas meterlo en radio… Los tres, cinco meses no te los quita nadie.

¿Cuánto tiempo os roba vuestro sello?
(Albert)
Todo el tiempo. No se podría pagar, pero no vale quejarse, es tu movida. Si no te gusta tal cual lo empezaste lo acabas.
(Luis) El problema es que no puedes desconectar, no es un trabajo en el que estás ocho horas y se acabó. Con esto te puede llegar un mail en cualquier momento.
(Albert) Terminas tu otro curro y de pronto te llega ese mail. Es constante. Ahora bien, no creo que sea tan diferente del curro que, por ejemplo, pueda tener la propietaria de una tienda de flores. Cuando tú estás detrás de algo que has creado te ocupa todo el tiempo.

¿Se palma pasta, se recupera, se gana?
(Albert)
En mi caso va rodado y se va retroalimentando, y creo que casi siempre ha sido así. A veces, si alguien no paga, te toca poner pasta.
(Luis)
A mí me pasa igual, y es cuando te das cuenta de que el sello crece. Ahí es cuando caes en la cuenta de que puedes empezar a meter dinero en cosas que al principio no pensabas.
(Albert)
Claro. Antiguamente los sellos eran productoras fonográficas que se dedicaban a sacar esas las grabaciones en un formato físico y distribuirlo. Ahora nosotros nos dedicamos al booking, la editorial, etc. Son tantas cosas sumadas que al final, aunque te entre dinero, acabas invirtiéndolo en más trabajo. No se reduce a fabricar un disco o pagar una promoción y unos envíos.

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