“Agila” de Extremoduro cumple 25 años
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“Agila” de Extremoduro cumple 25 años

Jesús Casañas — 23-02-2021
Empresa — Warner / Dro
Fotografía — Archivo

El pasado martes 23 de febrero se cumplían 25 años del lanzamiento de “Agila” (DRO/Warner, 96), el disco que marcaría el antes y el después en la carrera de Extremoduro. La banda de Roberto Iniesta dejaría el underground para alcanzar el éxito comercial gracias a la innegable calidad de aquellas trece canciones.

Desde “Somos unos animales” (91), primer disco considerado oficial por la banda, Extremoduro mantenía su ritmo de lanzar un álbum al año. Al relativo éxito de “Deltoya” (92) le habían seguido “¿Dónde están mis amigos?” (93), la reedición de “Rock Transgresivo” (regrabando en 1994 sobre las maquetas de su ópera prima, “Tú en tu casa, nosotros en la hoguera”, registrada originalmente en 1989) y el lanzamiento en 1995 de "Pedrá", el experimento (una única canción de media hora) que había sido grabado dos años atrás.

Pero Extremoduro estaban lejos de ser una banda estable. Más bien era el proyecto del incombustible Roberto Iniesta, que ya no contaba ni con los músicos de su Plasencia natal ni con los que había reestructurado el grupo en Barcelona para “¿Dónde están mis amigos?”. Harto de la denominada “época del caos” y del personaje maldito que él mismo había creado, se fue a vivir a la casa que se había comprado a pocos kilómetros de Granada en busca de paz. No le acompañaban ni su pareja (se habían separado) ni su salud (dolores de oído y principio de tuberculosis), según narra Lino Portela en su artículo “Robe Iniesta: La verdadera historia de Jesucristo García”, publicado en el número 140 de la extinta edición española de la revista Rolling Stone (junio de 2011).

Sí que recibía las visitas de algunas amistades que habían sobrevivido al cambio de aires: la del poeta valenciano Sor Kampana, la del mánager de Los Del Tonos Juan Bosco y, sobre todo, la de Iñaki ‘Uoho’ Antón. El guitarrista de Platero y Tú, de hecho, había producido y tocado en sus dos últimos discos, “Pedrá” y “Rock Transgresivo”. Cuando Robe le enseñó las nuevas canciones en las que estaba trabajando quedó maravillado. A finales de aquel 1995 se trasladarían a Madrid para comenzar a grabar “Agila” (“espabila” en castúo, el dialecto extremeño) en los estudios Box.

Una vez más, y como terminaría siendo hasta la actualidad, Extremoduro estarían capitaneados por Robe como vocalista, guitarra rítmico y compositor de todos los temas, y Uoho como guitarra solista, multiinstrumentista (teclados, percusiones, vientos, bajo y lo que hiciera falta), arreglista y productor artístico. El núcleo de la banda que entró a grabar (colaboraciones aparte) se terminaría de asentar sobre Ramón ‘Mon’ Sogas (bajo), Iñaki ‘Milindris’ Setien (guitarra) y Alberto ‘Capi’ Gil (batería).

Así lo recuerda el propio Uoho en el libro “201 canciones para engancharse al pop rock español” (VV.AA., 06): “Tenía que controlar a todo aquel rebaño, organizar toda aquella anarquía (…). No salíamos de copas, la fiesta era allí”. Robe sí que salía todas las noches a comerse un bocadillo de tortilla, momento que Iñaki aprovechaba para ir metiendo el metrónomo a los temas, tal y como explica Lino Portela en el citado artículo, donde afirma que Iñaki “lo tenía que hacer a escondidas” puesto que Robe “aborrecía ese aparatito” por considerarlo “antimusical”. Todo en apenas tres semanas, ya que como comentaba Uoho “en aquellos tiempos no nos daban mucho tiempo”.

“Agila”: canción a canción

1.- "Buscando una luna"

Los acordes acústicos de Robe y el saxo de José Sañudo atrapan desde el primer segundo de “Buscando una luna”, que arranca citando un párrafo del poema “Por tierras de España” de Antonio Machado (“Llanuras bélicas y paramos de asceta…”) para dar pronto paso a la distorsión.

2,3.- "Prometeo"- "Sucede"

Son numerosos los poemas que Robe coge prestados a otros poetas para las letras del trabajo. Miguel Hernández aparece en el siguiente corte, “Prometeo”: “No me levanto ni me acuesto día que malvado cien veces no haya sido”. Empalma corriendo con “Sucede”, que abre con una frase de Pablo Neruda: “Sucede que me canso de ser hombre” (extraída del poema “Walking Around”).

4.- "So payaso"

“So payaso” tuvo mucho que ver con el éxito comercial de “Agila”. Principalmente, porque supuso el primer videoclip oficial de Extremoduro. En él vemos dos versiones de la banda: la que está ataviada con esmoquin sobre el escenario de un teatro, y la que aparece con su indumentaria habitual para burlarse de ellos (terminan lanzándoles huevos). Riéndose de sí mismos y del aparato promocional al que tanta alergia le han tenido siempre. No obstante, el resultado (del que hablaremos más adelante) fue innegable.

5.- "El día de la bestia"

Sigue una nueva mezcla de “El día de la bestia”, que ya habíamos escuchado como parte de la banda sonora de la película homónima (Alex de la Iglesia, 1995). Grabada y mezclada en Lorentzo Records (los estudios vizcaínos de Aitor Ariño, donde ya habían grabado “Pedrá”), la primera versión contaba con la voz de Albert Pla que se eliminó en esta nueva remezcla.

6.- "Tomás"

Las revoluciones se aceleran con “Tomás”, donde aparecen acreditadas unas inapreciables colaboraciones de Fito (el por aquel entonces cantante de Platero y Tú se haría inseparable) a la guitarra española y de Reverendo (el teclista habitual de El Gran Wyoming, al que veríamos en los programas de la primera versión de “Caiga Quien Caiga”) al Hammond, no sabemos muy bien si porque desaparecerían en la mezcla final.

7, 8.- "'¡Qué sonrisa tan rara!" - “Cabezabajo”

La voz de Albert Pla sí que aparecía en las primeras estrofas de la deliciosa “¡Qué sonrisa tan rara!”. Robe le devolvería el favor a su compadre catalán colaborando en “Pepe Botika”, la particular versión de Extremoduro que metió en “Veintegenarios en Alburquerque”, el falso directo publicado en 1997. De regreso a “Agila”, la distorsión vuelve a tomar protagonismo en “Cabezabajo”.

9, 10- “Ábreme el pecho y registra” - “Todos me dicen”

Otro poema, prestado esta vez de su camarada Antonio Belarte Alíaga (el mencionado poeta valenciano apodado como ‘Sor Kampana’), servía para el brutal cierre de “Ábreme el pecho y registra”. De igual modo, un poema de Román Romero Ruiz inspiraba la letra del siguiente corte, “Todos me dicen”.

11.- “Correcaminos estate al loro”

“Correcaminos estate al loro”, aquel particular homenaje al malogrado personaje del Coyote, había surgido a partir de una primera estrofa compuesta por Ramone (Capitán Kavernícola), que se encargaría de dibujar además la portada de “Agila” tal y como había hecho con el disco anterior (“Pedrá”) y como haría con el posterior (“Iros todos a tomar por culo”).

12.- “La carrera”

“La carrera” también era otra canción que Robe había compuesto a medias (algo poco habitual) en 1983 y cuyo salvajismo (propio de aquella época) rescataba para la ocasión. En este caso el coautor era Zosi, con quien militó en el grupo Dosis Letal a principios de los años ochenta en Plasencia antes de formar Extremoduro y quien años más tarde sería encarcelado por emparedar a su propia hermana.

13.- “Me estoy quitando”

Como cierre final, la incursión en el flamenco de “Me estoy quitando”, donde la voz de Robe solo estaba acompañada por la guitarra española y el cajón de Fito y la flauta de José Sañudo. Todo iniciado con aquella conversación junto a su amigo ‘Manué’, broma que repetirían de forma cada vez más surrealista en los últimos cortes de casi todos sus discos posteriores. El éxito de aquella anecdótica canción casi nublaría el hecho de que era la única versión que Extremoduro había incluido en su discografía oficial (otras versiones sí que aparecen en, por ejemplo, los discos tributo a Rosendo o Leño), a pesar de que estaba bien acreditado que era una variación del tema original de Tabletom. No obstante, serviría para arrojar algo de atención sobre el grupo malagueño.

El lanzamiento

“Agila” se lanzó en CD y casete el 23 de febrero de 1996 con DRO, su discográfica habitual desde 1991 (absorbida ya por Warner en aquel entonces). Dos portadas, la mencionada de Ramone que iría al frente (en lo que parece el propio Robe emergiendo de un charco en mitad de la estepa extremeña) y otra ilustración de Tomás que iría a la contraportada del libreto. Todo maquetado por M. Guio con una foto de la banda en la parte central realizada por Estanis. La foto del tatuaje de Iniesta (unas ballenas surcando el cielo dibujadas en su pecho) serviría para la contraportada del CD.

El éxito no se hizo esperar. Extremoduro ya no solo sonaban en las okupas y en los garitos, también en discotecas, radios nacionales, cualquier botellón que se preciara y como colofón de toda fiesta de pueblo. El público que descubrió a la banda con este disco se apresuró a devorar los cinco anteriores.

Su calidad es innegable. El equilibrio perfecto entre la frescura de su etapa anterior y la correcta producción (a veces incluso excesiva en trabajos posteriores) que se asentaría en el seno de la banda al ingresar Uoho como miembro oficial en 1996. La visceralidad no estaba reñida con la elegancia, ni la poesía sublime con las palabras malsonantes. Muchos intentarían imitarlo sin éxito.

La prensa especializada (que en muchos casos había ignorado sus anteriores trabajos) se volcó con aquel álbum, mientras que el videoclip de “So payaso”, obra de Mikel Clemente, se llevaría el premio al mejor vídeo musical en la I edición de los Premios de la Música organizados por la SGAE en 1997.

Las ventas se dispararon como la pólvora. En 1999 fue certificado como doble disco de platino al conseguir vender 200.000 copias en España. El 25 de mayo de 2011, como parte de la reedición de casi todos los discos de la banda, apareció una nueva edición remasterizada que incluía un tema extra. A partir de esa versión se editaría en vinilo el 11 de marzo de 2014.

La gira de presentación arrancó en abril de aquel 1996, con Uoho como miembro oficial y Ratanera (banda granadina cuyos miembros grabaron en los temas “So payaso” y “Ábreme el pecho y registra”) como teloneros. Los malabares que Iñaki tenía que hacer para compaginar su labor en Extremoduro con su banda matriz, Platero y Tú, se solucionaron con una gira conjunta que arrancó en aquel verano y que se alargaría hasta noviembre. De aquellos conciertos se extraerían las grabaciones de “Iros todos a tomar por culo”, el disco en directo que se editó en 1997 manteniendo la media de álbum por año.

No solo eso. Robe pondría orden en su vida y dejaría Granada para irse a vivir junto a su pareja a la vera de Iñaki, en el País Vasco. Allí, en la pequeña localidad de Muxika (en las inmediaciones de Guernica), tiene Uoho su casa y estudio, donde empezarían a perpetrar los siguientes discos de la banda, que se terminaría de asentar con la incorporación de José Ignacio Cantera (batería desde 1997) y Miguel Colino (bajo desde 2001). La “época del caos” estaba más que zanjada. Comenzaba la nueva etapa de Extremoduro. Solo queda por saber si lograrán al fin realizar en este 2021 la gira de despedida (programada originalmente para 2020 y retrasada por la crisis sanitaria) o si tendremos que esperar un año más para verles de nuevo y por última vez.

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